Los tiempos han cambiado. La burbuja inmobiliaria se ha llevado por delante buena parte de las optimistas perspectivas de los responsables de Fomento y de la Autoridad Portuaria que en el 2005 firmaron el acuerdo para urbanizar los muelles. Las previsiones hablaban de 250 millones de euros de ingresos, más de un tercio del coste total de Langosteira. Esas cifras parecen hoy utópicas, pero las necesidades económicas del proyecto del puerto exterior siguen intactas.
Ayer, el casi siempre contundente presidente del Puerto, Enrique Losada, cambió la contundencia por el diálogo. «Cordial» fue el resumen del encuentro que tanto él como el regidor, Xulio Ferreiro, hicieron de una cita que se ha demorado más de seis semanas, a pesar de que apenas medio kilómetro separa los despachos de ambos.
Ese buen clima de entendimiento es la mejor noticia para una infraestructura aún incompleta, pero que debe ser uno de los motores económicos de la comarca. Del trabajo conjunto de las dos instituciones, a pesar de su distinto signo político, dependen las mejoras que faltan por conseguir: el acceso ferroviario, la captación de nuevos tráficos, la resolución de la financiación... Cambiar los choques dialécticos de días anteriores por un frente común es la mejor noticia de la reunión de ayer. Para las dos partes y para todos los ciudadanos.