El Museo Picasso de Málaga «alberga una colección que tiene una particularidad: es una donación de la familia de Picasso, unas 280 obras; lo cuantitativo es importante, pero también nos importa mucho lo cualitativo», apunta su director, José Lebrero (Barcelona, 1954). Destaca que la creación de este museo, «significó un cambio muy importante para la reconstrucción identitaria de la ciudad e incluso para su economía».
-Es lógico siendo la cuna del pintor, ¿no?
-Con una particularidad: la última vez que Picasso visita Málaga cuando ya no vivía en la ciudad es en 1901, nunca más regresó. Hubo que esperar unos cuantos decenios, hasta los años ochenta, en los que poco a poco se fue reconstruyendo la vinculación con el artista y culminó en el 2003 cuando se inauguró el museo. Esto ha significado un proceso de reconciliación de la ciudad con el artista.
-A Coruña también quiere reconciliarse, ¿cómo valora este objetivo?
-Un técnico del Ayuntamiento me ha enseñado el instituto Eusebio da Guardia. El edificio es muy interesante porque se mantiene poco tocado por el paso del tiempo y eso da una sensación de cómo podía ser la época de Picasso. Hemos estado en la casa donde vivió la familia Picasso. Entiendo que la ciudad, como tantas otras que buscan anclajes que les permitan reforzar su identidad y buscar un valor económico de la cultura, esté buscando esto. Me parece de sentido común y razonable que lo quieran hacer.
-En Málaga salió bien, ¿no?
-Tiene sus ventajas y sus peligros. El peligro es la construcción de una ficción sobre lo que fue, lo que no fue o lo que sucedió, pero vivimos en un tiempo de muchos cuentos encantados, tampoco pasa nada. Es legítimo si un artista tan importante residió un tiempo aquí indagar en eso, hacer una especie de etnografía de lo que pudo ser y es una forma de mirar hacia el futuro de la ciudad. La clave está en hacerlo bien, con rigor, sin ceder a la tentación del espectáculo y luego hacerlo también de un modo escalado con los lugares. Mientras se mantengan esas reglas estoy seguro que dará a la ciudad una notoriedad y ya está despertando una curiosidad que la ciudad puede convertir en una fortaleza.
-Picasso, ¿sigue teniendo tirón?
-Sí, sí. Es quizá el artista más conocido en el mundo. Nosotros tuvimos el año pasado más de 400.000 visitas. Y los motivos son diversos. A Leonardo Da Vinci se acercan masas que son capaces de pegarse codazos en el Louvre por hacerse la foto. Picasso es una experiencia de otro tipo, el mundo picassiano es muy rico y hay muchos motivos: hay quien se acerca buscando al pintor famoso, hay quien se acerca por la vida afectiva y familiar que tuvo, porque revolucionó las formas estéticas, por la figura mediática... Hay muchos motivos.
José lebrero stäls
Director del Museo de Málaga