Brandariz, el jefe que dijo «hasta aquí»

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

El mando reafirmó su autoridad en medio del conflicto laboral de la policía

01 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

José Antonio Brandariz Castelo (Culleredo, 1960) es licenciado en Derecho y graduado en Ciencias Criminológicas, pero se ha pasado más de media vida de uniforme. Entró en la Policía Local de A Coruña en 1985 y, tras un paréntesis de once años para dirigir el cuerpo municipal de Ribeira, volvió a ella en el 2012 convertido en jefe. Su llegada no estuvo exenta de polémica, fue llamado por el gobierno local del PP para sustituir al antiguo jefe, Antonio Alfeirán, un agente de mayor rango que él y con años de experiencia a sus espaldas en la jefatura.

El reemplazo de Alfeirán, oficialmente motivado por «falta de confianza» del alcalde, tuvo un trasfondo más complicado. Baste decir que el sindicato mayoritario en el cuerpo, el CSIF presidido por Manuel Aceña, celebró el nombramiento de Brandariz, destacó el «gran éxito» de su carrera «brillante», «su voluntad de trabajo, su afán de superación y su compromiso»; también que era un mando «respetuoso», «trabajador» y «exigente».
Lo demostró Brandariz, al que nadie recuerda una mala palabra sobre su predecesor ni en público ni en privado, cuando a mediados de enero firmó un escrito interno en el que advertía que no toleraría ninguna insubordinación, ni siquiera  en medio del conflicto laboral con el Ayuntamiento. 
Esa fue su respuesta a la negativa de unos agentes que rechazaron cumplir una orden hasta que intervino. En ese escrito también subrayaba su independencia de sus jefes políticos, y también del sindicato que tanto le había elogiado, al que reprochó que no «reorientase» a los policías revoltosos y que asegurase que les respaldaría aunque su estrategia fuese «kamikaze».
El escrito sorprendió a muchos por su franqueza y por el apasionamiento del jefe por su trabajo y su compromiso:  «Detrás de las desobediencias vendría la ingobernabilidad, el caos y no puedo permitirlo aunque muera en el empeño», escribió entonces.
Pero la sorpresa fue menor para los que le vieron ponerse al frente de sus hombres cuando tuvieron que desalojar una casa del Ofimático, una tarea que asumió «porque era su deber y aunque no era para nada plato de su gusto», señalan agentes que le conocen. Dirigió la operación y lo hizo bien. Incluso uno de los encerrados que fue desalojado destacó al terminar que «foi moi razoable e evitou un conflito». 
Brandariz también estuvo en primera línea la noche de huelga de Nostián en la que ardió la planta. Se pasó la noche recorriendo la ciudad de una punta a otra en coche, avisando cuando veía contenedores en llamas y dirigiendo a sus hombres en persona cuando escoltaban a los camiones. Otro tanto ocurrió el día que activistas de Stop Desahucios ocuparon la sede de Servicios Sociales. Se puso al frente de las negociación y no perdió los nervios ni cuando le cayeron unos cuantos insultos. También en ese caso el problema se resolvió sin nada grave que lamentar.