La muerte no es tan segura

Elena Silveira
Elena Silveira CAMBRE / LA VOZ

A CORUÑA

Una vecina de Cambre invierte dos años en demostrar la desaparición de un tío abuelo abatido en la Guerra Civil para poder gestionar una herencia

25 nov 2014 . Actualizado a las 21:19 h.

La historia de la familia de Eva Barbeito bien valdría como base para el guion de una película. De hecho, ella misma la cuenta de forma tan envolvente que casi traslada al oyente a principios del siglo pasado, cuando comenzó la Guerra Civil española.

Eva relata que reclutaron a su tío abuelo en el año 36 para engrosar las filas del bando nacional, cuando él tan solo tenía 18 años. «En aquel momento reclutaban a los hombres en función de dónde estaban haciendo la mili o la habían hecho. Les ponían un arma en la mano y les decían que matasen antes de que les mataran a ellos. Lo de menos eran los ideales o la política. Él era solo un niño que no había salido de Cambre más que para ir cuatro veces a A Coruña o a Betanzos».

Antonio Barbeito Lauda murió en el frente. No hay partida o certificado de defunción, pero Eva lo sabe porque su abuela, que ya ha cumplido 90 años, asegura que su hermano nunca volvió a casa. «Seguramente fue en la batalla de Lérida. Creemos que el 4 de abril a consecuencia de las heridas de guerra. Al menos mis bisabuelos cobraron una pensión por el fallecimiento de su hijo, cuyo nombre también estuvo durante mucho tiempo en una placa en el cementerio de Cambre en honor a los fallecidos en la Guerra Civil». Pero, insiste, nunca se expendió el certificado de defunción.

Y ese documento, que la familia no dio importancia durante casi un siglo, se ha convertido ahora en fundamental por una cuestión de herencia. «Mi abuelo heredó de sus padres en el año 1964. Se hicieron lo que se denomina los cupos y se registraron en el notario, pero no en el registro de la propiedad. Y con ese cupo, en los años ochenta, mi abuelo vendió alguna de las fincas sin problema. Los problemas llegaron cuando mi abuelo falleció y mi padre quiso arreglar el papeleo y escriturar todo, porque muchas fincas no estaban registradas». Entre ellas el solar donde ahora viven los padres de Eva en Os Chas, en Cambre.

El caso es que, oficialmente, Antonio Barbeito sigue vivo a efectos administrativos y a pesar de llevar desaparecido medio siglo, la Administración exige una prueba fehaciente de la defunción. «Llevo dos años de archivo en archivo, intentando encontrar la partida de defunción. Pero no hay forma», dice.

Eva Barbeito explica que esta tarea ha sido una auténtica peregrinación de estamento en estamento. «Me leí todos los BOE de aquellos años por si aparecía algo. Tampoco hay rastro en los archivos militares de Salamanca y Ávila. Nada en el Patronato de huérfanos. Tampoco en el archivo del noroeste, en Ferrol. Y nada en el listado de las fosas comunes en el Valle de los Caídos...», enumera. Y tampoco en el archivo del Ayuntamiento de Cambre, que un fuego calcinó en 1940.

Y tras todos esos esfuerzos, una funcionaria del Concello de Cambre localizó la placa que durante años estuvo en el cementerio municipal en la que aparece el nombre de Antonio y que hace unos años se retiró en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica. «Esperamos que esa prueba y la declaración de fallecimiento sea suficiente. Desde luego, si hubiera muerto en el bando republicano todo habría sido más fácil... O eso creemos», asegura Eva Barbeito. Y lo podría comprobar porque otro tío abuelo suyo falleció en el bando republicano. «Debieron de pasarlo muy mal porque en mi casa la Guerra Civil siempre fue un tema tabú. Nadie quería hablar de la guerra», recuerda.