Las ruinas, mis vecinas

Toni Silva BETANZOS / LA VOZ

A CORUÑA

María del Mar tiene una vivienda con vistas a varias casas ruinosas.
María del Mar tiene una vivienda con vistas a varias casas ruinosas. César Delgado< / span>

Una única familia resiste en una calle del casco histórico de Betanzos rodeada por cuatro inmuebles a punto de derrumbarse

10 sep 2020 . Actualizado a las 19:58 h.

María del Mar lleva 23 años viviendo en el corazón del casco histórico de Betanzos, en una parte tan antigua como poco transitada. Su calle, travesía de Cortaduría, no tiene salida. No obstante, hace tres años y medio vio pasar muy cerca de su puerta al entonces conselleiro de Infraestruturas, Agustín Hernández. La Xunta estaba a punto de comprar una decena de casas en la zona, las peores, las más necesitadas de una rehabilitación, las que presentaban el estado más lamentable, las que estaban a punto de caerse. Y dos de las elegidas colindaban, precisamente, con la vivienda de María del Mar.

Hoy, tres años después de aquella visita, su familia es la única ocupante de la calle. Las casas compradas por la Xunta están tapiadas y descompuestas por dentro. Una de ellas le ha filtrado humedad a su propia vivienda. Y Agustín Hernández es alcalde de Santiago.

Ya le han comunicado que la situación continuará al menos un año más. Se enteró por la prensa de que la Xunta ha previsto 14.200 euros para rehabilitar el casco histórico de Betanzos. «Eso no da ni para rehabilitar un cuarto de baño», dice.

Sin vecinos

Ya no tiene vecinos. Ha sido testigo de cómo se han diluido las casas que la rodean. La de enfrente tenía un balcón. «Hubo que amenazar al Concello con un notario para que reaccionara cuando le comenzaron a caer las tablas», recuerda. Hoy ya no hay balcón. Ni fachada. Ni apenas tejas. Solo unas pocas traviesas y piezas que están a punto de caer a una calle que lleva quince días cortada con unas vallas. «Esta no es de la Xunta». Pero su propietario o herederos no parecen muy preocupados por este cúmulo de piedras y troncos al que cuesta referirse como casa. Al menos en esta no hay un árbol, como en la vivienda de al lado. En ella apareció muerto su propietario hace ya más de cinco años. Fue uno de esos casos en los que se fue allí adrede, a buscarlo, porque había dejado de frecuentar los lugares que marcaba su rutina. Aquel hombre apareció casi en estado de descomposición, igual que hoy está su casa y varias zonas del casco histórico. Ahora su casa es una maceta gigante de la que sale un árbol que, por lo menos, fue secado por los operarios del Ayuntamiento de Betanzos.

Así, las dos casas que María del Mar ve cuando se asoma por la ventana son las que peor están. Pero ya hace tiempo que está sufriendo la decrepitud de la que linda con su pared. Esta sí, es de la Xunta y, al margen de los parches iniciales, está totalmente ruinosa por dentro. Aquí no hay goteras, sino cráteres y transmite tanta humedad a la casa de María del Mar que este año se vio obligada a pintar todo el lateral afectado de su vivienda.

También tiene que barrer a diario el patio de su casa. Su casa vecina se descompone y la gravilla lo invade todo. «Un día caerá algo más que arenilla y tendremos un problema serio», vaticina.

Debate municipal

Esta semana, el pleno de Betanzos volvió a debatir sobre el casco histórico. Y volverá a hacerlo en cuanto las lluvias de este invierno tumben otro inmueble. La Xunta destinó importantes fondos para hacerse con edificios en estado ruinoso para destinarlas a viviendas sociales. Si tardan demasiado, cuando empiecen las obras es posible que María del Mar ya no viva aquí.