Fonteculler tendrá centro social y Vilaboa un aula de formación

maría ballesteros CULLEREDO / LA VOZ

A CORUÑA

PACO RODRÍGUEZ

Boedo dispondrá de un módulo prefabricado al servicio de los vecinos mientras no se construya un espacio comunitario

01 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

El Concello de Culleredo ha reordenado los espacios sociales del área urbana para dar respuesta a las demandas de muchos usuarios, que, entre otros equipamientos, reclamaban un centro social en Fonteculler, que por fin será una realidad. Hasta ahora el núcleo disponía de un aula para actividades, pero no de un centro de reunión para las personas de más edad, que tendrán ahora a su disposición este espacio, con zona de lectura y mobiliario para juegos y encuentros. Las actividades se trasladarán a A Corveira, donde se va a habilitar una sala de mayores dimensiones que la anterior para la organización de cursos y talleres destinados al público en general.

En la zona rural del municipio, el Concello tiene previsto dar respuesta en los próximos meses a la demanda de un nuevo centro social en Boedo, que los vecinos vienen reclamando desde que el antiguo fue derribado para construir el viaducto para el AVE. Inicialmente se instalará un módulo prefabricado, que el gobierno local prevé que entre en funcionamiento antes de que acabe el año. La construcción de un nuevo edificio no podrá ejecutarse hasta que el plan general esté aprobado.

Aula de bienestar social

El reajuste de espacios también incluye la creación de un aula destinada a servicios sociales, en la que se trabajará con vecinos que se encuentren en situación de riesgo. «Nos va a dar mucho juego con fines de bienestar social», explicó la concejala del área, Lupe Pombo, quien adelantó que en este espacio, ubicado en el Aula María Cagiao de Vilaboa, se ha creado una escuela de cocina para poner en contacto con la hostelería a las personas que pueden encontrar en esta área una salida profesional o puedan complementar sus habilidades para el servicio doméstico.

Las instalaciones se aprovecharán para hacer talleres de cocina familiar, donde las personas en riesgo de exclusión puedan aprender a diversificar su alimentación y elaborar menús saludables. El espacio también servirá para fomentar hábitos de higiene y trabajar aspectos como la igualdad y la corresponsabilidad en las familias.