Los padres del aulario de Betanzos temen posibles atropellos en la vía

antón S. Rodríguez BETANZOS / LA VOZ

A CORUÑA

Consideran peligrosa la transición entre los autobuses y el centro escolar

15 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

El paso de los días acentúa las carencias del nuevo centro educativo de Betanzos, el aulario dependiente del colegio Vales Villamarín que al menos sí ha conseguido eliminar los graves problemas de espacio en el viejo centro. Este viernes se celebrará una reunión de la directiva de la ANPA Brigantium y sobre la mesa se prevén muchos minutos de debate sobre la seguridad en el nuevo centro, después de la preocupación de numerosos padres y madres sobre el estrecho espacio en la acera ante la puerta principal. El alcalde de Betanzos, Ramón García, recordó ayer que el propio gobierno local había solicitado un retranqueo de la línea exterior que rodea el colegio anexo. «Pero, por lo que se ve, no pudo ser», dice.

En una rápida recta

Desde la ANPA consideran que la Xunta deberá ofrecer soluciones y no esperar a que ocurra algo irreparable. «El colegio está ante una recta (la avenida Manuel Fraga Iribarne) donde los coches van bastante rápido», explica Amaya García, presidenta de la ANPA Brigantium, y testigo de aquellas reuniones en las que se fraguó el nuevo colegio. «Los niños siempre van controlados, pero eso no quita que un día uno se escape y salte a la carretera dado lo estrecha que es la acera», indica. A mediados de septiembre, una representación de los padres se reunieron con el delegado de Educación en la provincia, a quien extrajeron el compromiso de habilitar una puerta trasera. «Nos dijeron que para eso no habrá problema, que incluso ya hay un presupuesto comprometido», añade Amaya. «Aún así, creemos que esa será una medida insuficiente, los padres están preocupados».

La presidenta de la ANPA también recuerda que estos no fueron los únicos puntos analizados antes incluso de que el colegio tomara forma ladrillo a ladrillo. «Cuando vimos el proyecto ya solicitamos en las alegaciones que debía construirse un patio cubierto para el esparcimiento de los niños -indica-, pero nos lo rechazaron alegando que el edificio cumplía con la normativa vigente». Así, los niños de este centro, de entre 3 y 6 años, no pueden salir al exterior en las jornadas de lluvia.