Realizan un butrón en una joyería y se van de vacío

Emiliano Mouzo A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

MARCOS MÍGUEZ

Los asaltantes abandonaron el golpe después de perforar la pared del negocio, situado en zona del Agra del Orzán

30 sep 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Unos individuos realizaron el trabajo más difícil, hacer un butrón, para asaltar la joyería Chiqui, un establecimiento ubicado en el bajó del número 47 de la calle villa de Negreira, en el barrio del Agra del Orzán. Y, a falta de la inspección y recuento de la mercancía que tienen que hacer los propietarios del negocio, aún no se sabe por qué los ladrones no se hicieron con un botín de grandes dimensiones.

Todo apunta a que el intento de robo pudo ocurrir en la madrugada del domingo o del lunes. Los ladrones accedieron a las instalaciones de Lencería Nácar, ubicada en el número 49 de la calle Entrepeñas, que tiene una pared que hace de medianera con la joyería. Para entrar en este establecimiento los cacos «no reventaron nada, abrieron la puerta exterior y la interior», contó la dueña.

Ya dentro, los individuos destrozaron la alarma de la lencería. Y se pusieron manos a la obra. Arrancaron el chapeado de madera que cubre la pared y reventaron los ladrillos y el cemento, logrando hacer un gran boquete, «quizás más grande de lo que suele ser habitual en este tipo de asaltos», para colarse en el negocio, comentaron fuentes próximas a la investigación. El derribo de este trozo de muro hizo que cayesen algunas estanterías con mercancía de la joyería Chiqui.

«Esquivaron los sensores e inutilizaron las cámaras y todos los equipos de seguridad de la tienda», contaron las dueñas de la joyería. Pero no se sabe por qué, los ladrones ni tan siquiera llegaron a la caja fuerte. «Y a simple vista y aún con los nervios y con la rabia a flor de piel, no creemos que se llevaran mucho», subrayaron.

¿Por qué fallaron?

¿Pero qué fue lo que les hizo huir o simplemente marcharse del lugar sin lograr sus pretensiones? De momento nadie lo sabe. «Es muy probable que alguien les sorprendiese y decidiesen no continuar con el asalto», señalaron fuentes próximas a la investigación. «O que incluso tuviesen algún percance entre ellos, diferencias, alguna discusión que no les permitía realizar el trabajo con seguridad», indicaron. «O no eran todo lo profesionales que se requiere para ejecutar un robo de estas características y se pusieron nerviosos», comentaron como otra posibilidad.

Lo que sí se conoce es que su paso por la Lencería Nácar dejó un reguero de destrozos, «y no sé si se llevaron algo de la tienda», contó la dueña. Un rastro de destrucción también fue lo que quedó en la joyería Chiqui.

Las dueñas de este negocio alaban el buen trabajo que realizan las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, «pero hay que hacer algo más, sobre todo en este barrio», pidieron. «Porque no es normal que en el Agra, en el Ventorrillo... en toda esta zona estén entrando diariamente en los pisos y en los negocios». Y conocen las detenciones que realiza la policía, «pero al poco ya están fuera», señalaron.