Ladronas de lujo

Andrea Martínez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Julia Rodríguez es la encargada del Arenal de Juan Flórez.
Julia Rodríguez es la encargada del Arenal de Juan Flórez. césar quian< / span>

Una perfumería de Juan Flórez acumula decenas de denuncias por robo, muchos cometidos por mujeres «nada sospechosas»

21 ago 2014 . Actualizado a las 12:33 h.

Las dependientas de una perfumería de Juan Flórez volvieron a sufrir el lunes una situación tensa por enésima vez. Casi no hay semana en la que no tengan que enfrentarse a algún ladrón o ladrona de perfumes. En este caso, fue una mujer de unos 30 años, bien vestida, la que quiso llevarse productos de cosmética sin pagarlos.

«Al entrar dejó una bolsa detrás del mostrador, ya que no tenemos taquillas, y fue a hacer la compra. Uno de los compañeros la vio con productos con los que no llegó a caja y tuvimos que exigirle que nos los devolviera» explica Julia Rodríguez, encargada del establecimiento. La ladrona había robado un probador de colonia, dos perfumes y dos cajas de tinte. Sin embargo, lo llamativo es que en la bolsa que había dejado en consigna llevaba otros productos robados en otro establecimiento Arenal. «La policía nos dijo que es reincidente, todos lo son». Tanto es así, que la tienda tiene «ladrones habituales», que les han llegado a hacer visitas hasta tres veces en la misma semana. «Saben que no les va a pasar nada», explica Julia, «porque se llevan menos de 400 euros en productos y no se considera delito, sino falta». Ante estos casos, lo único que pueden hacer es denunciar y vigilarlos cuando regresan a la tienda.

Sin embargo, las peores ladronas a las que se enfrentan son las que salen de la perfumería sin que las dependientas hayan siquiera sospechado de ellas. «Son mujeres mayores perfectamente vestidas, maquilladas y recién salidas de la peluquería», explica la encargada. No llaman la atención y se van de la perfumería con el bolso lleno de productos. Las dependientas no son conscientes del robo hasta que revisan las grabaciones de seguridad. Estas mujeres, además, «se las saben todas». Conocen a la perfección el lugar donde las dependientas sitúan la alarma de los productos, saben en qué lugares deshacerse de las cajas e incluso forran por dentro los bolsos con papel de aluminio para que los perfumes con alarmas no suenen al pasar por el arco. «Luego encontramos las alarmas tiradas en el piso de abajo», explica Julia Rodríguez, que se resigna ante tanto robo y sentencia que «no hay solución, solamente denunciar una y otra vez».

Carreras y enfrentamientos

Otros optan por entrar en la perfumería en las horas punta y salen corriendo con las manos llenas, sin que a las trabajadoras les de tiempo a alcanzarlos. Pero los casos que generan más tensión son los de los ladrones que prefieren enfrentarse a ellas ante la acusación de robo. «Siempre intentamos recuperar la mercancía, pero no la quieren devolver y crean una situación muy tensa. Lo pasamos muy mal», dice la encargada de la tienda. Por suerte, estos son los casos menos habituales, ya que en principio los ladrones prefieren no añadir delitos de agresión a su currículo.