Los vecinos, molestos con el club ecuestre de Culleredo

Pablo Barro CULLEREDO / LA VOZ

A CORUÑA

Algunos habitantes de Cornedo presentaron un escrito ante el Concello para evitar que los animales pasasen por sus fincas

12 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Algunos vecinos del lugar de Cornedo, en Culleredo, denuncian las molestias que les ocasiona a diario la actividad del Club Ecuestre Os Parrulos, sobre el que pesa una orden municipal de cese de actividad y una amenaza de precinto de las instalaciones.

Hace dos años que las instalaciones están abiertas. Desde entonces, han sido varias las ocasiones en las que las personas que viven en el entorno del club se han tenido que dirigir a las instituciones para reclamar su atención sobre determinados aspectos, como por ejemplo que el trasiego constante de animales por delante de sus casas hace que el camino no esté en condiciones.

Al poco tiempo de que el club iniciase su actividad, algunos de ellos, como Manuel José Blanco, presentaron un escrito para denunciar el paso de los animales por su finca sin autorización, incluso daños en algunas de sus cosechas. Muchos, para evitar esta situación, optaron por cerrar sus fincas, lo que obligó al club a realizar parte de las rutas por pistas asfaltadas. Este es otro de los aspectos que ocasiona molestias a los vecinos, ya que el tránsito de animales obliga a los vehículos a reducir la marcha, incluso a detenerse, hasta que los pueden rebasar con seguridad. Es más, dudan de que los jinetes menores puedan circular por la carretera, y mucho menos sin llevar ningún tipo de reflectante que advierta de su presencia. «O paso constante de animais tense que sinalizar», apunta Blanco, pero el Concello ha dicho que no actuará hasta que se aclare la legalidad de las instalaciones.

Los afectados aseguran que no tienen nada en contra del club ecuestre «siempre que cumpla con la legalidad». En este sentido, recuerdan que los caballos están en fincas cedidas por los particulares que no presentan las medidas de seguridad necesarias. De hecho, alguno de los animales se vio implicado en un accidente de circulación. A pesar de eso, Manuel José Blanco reconoce que los animales «están moi ben ensinados e non teñen culpa ningunha». El Seprona también comprobó que, con las crecidas, los purines de los caballos acababan en el río. La Xunta es quien tiene la última palabra.