«El ferrocarril es genial, es el futuro, pero está en un declive terrible por decisiones políticas»
A CORUÑA
Durante 22 años las manos de Ángel López Díaz elevaban, movían y posaban con suavidad contenedores de hasta 32 toneladas en cuatro minutos. Lo hacía gracias a la enorme grúa pórtico amarilla de San Diego, que ya es un elemento típico del paisaje coruñés. La máquina, construida por la vasca Azpeitia Hermanos, tiene más de 40 años, pero es «muy sólida», está «muy bien conservada» y su funcionamiento es «óptimo», cuenta Ángel con orgullo. La peor avería que sufrió la dejó inmóvil «dos o tres semanas». Pero su peor parón es culpa de quienes deberían darle uso. Desde mayo, cuando se suspendió el tren de contenedores (Teco), no se mueve y Ángel teme que la inactividad acabe con ella: «La corrosión es muy fuerte y si sigue parada otros tres meses...».
El fin del Teco también trastocó la vida de Ángel. Con la grúa parada podrían destinarle muy lejos con 61 años y toda su vida en A Coruña, así que decidió acogerse al plan de jubilaciones con 32 años dedicados al ferrocarril a sus espaldas. Recuerda que en los buenos tiempos tenían que trabajar en jornada doble y que solo Inditex podía desembarcar más de cien contenedores en un día de agosto. Pero «la malísima política comercial de Renfe» puso fin a esos tiempos, fue la guinda del «declive terrible del transporte de mercancías», causado por «decisiones políticas que no se sabe a qué interés obedecen».
Vio clausurar talleres de mantenimiento que hubo que abrir semanas después, traslados forzosos, externalizaciones a la brava... Desde los tiempos en los que estaba en el Taller Central de Reparaciones de Valladolid con 1.500 compañeros hasta hoy, en el declive de San Diego, advierte de la trayectoria «sin lógica» del tren, un «transporte genial, del futuro» que ha sido maltratado.