Una «novia coraje» clama por la inocencia de su pareja y pide su puesta en libertad

alberto mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

El joven fue condenado a 6 años por violar a una amiga en junio del 2011

21 may 2014 . Actualizado a las 11:45 h.

Yoana tiene a su novio en la cárcel porque su mejor amiga lo denunció por violación y hasta tres tribunales de Justicia distintos dicen que fue cierto. Pero ella le cree a él. Dice que su pareja sería incapaz de algo así y está segura de que la víctima mintió. Su compañero lleva seis meses preso y así seguirá durante cinco años si su abogado, Borja Fernández, no logra convencer al Constitucional de la inocencia de este joven.

Fue condenado por violar a la amiga íntima de su novia en su casa de Santa Cristina el 12 de junio del 2011. Según la sentencia, el procesado se aprovechó de que la víctima estaba bebida y durmiendo en el sofá de su casa para sacarle la ropa y abusar de ella. Pero «hay cosas que no se entienden», dice Yoana. Se refiere, por ejemplo, al hecho de que la víctima no denunciase hasta cinco días después. O que tras la violación, continuase durmiendo en la casa de su agresor. Tampoco alcanza a comprender la novia del condenado que los hechos sucediesen en la media hora que ella se ausentó del piso. «Cómo iba mi novio a violar a mi amiga sabiendo que yo iba a llegar en cualquier momento», dice. De hecho, cuando Yoana regresó a la vivienda se encontró a la denunciante durmiendo «plácidamente» y a la mañana siguiente, al despertar, «cogió sus cosas y se fue sin comentar nada, con una sonrisa».

Fue al día siguiente cuando la víctima se lo insinuó por teléfono. Yoana sentó a los dos frente a frente y pidió explicaciones. Se las dieron. A él le creyó. A ella no. Ni siquiera cuando se supo que había semen de su novio en la ropa interior de su amiga. De su novio y de otro hombre.

Esas bragas verdes que coparon los titulares de la prensa durante los días del juicio merecen un párrafo aparte. Porque no eran las que tenía puestas la agredida aquella noche. Se las puso el día siguiente y eran de una amiga. Y como se las puso sin haberse duchado, los restos del ADN del procesado y de otro hombre llegaron a la prenda íntima. Lo que para los jueces fue la prueba definitiva para condenarlo, para la novia fue «la puntilla de una gran mentira». Lo cuenta Yoana en una página de Facebook y su abogado, Borja Fernández, en un recurso. No solo tienen esperanza en el Constitucional, también en la denuncia que pondrán contra la víctima por denuncia falsa.

El joven podía ser libre si el día del juicio hubiese aceptado el acuerdo que le ofreció el fiscal. Si se declaraba culpable, sería condenado a dos años, que no cumpliría al carecer de antecedentes. Pero el chico se negó a aceptar algo que no hizo.