«¡Empeza xa, que empeza a chover!». Así instaba el público al presentador del acto a que apurase los tiempos y no demorase más el arranque oficial del entroido coruñés. Y lo hizo. Con batukada y bajo una lluvia fina. De este modo comenzó ayer de verdad el carnaval en la ciudad.
De lo primero se encargaron los Kilomberos, la mítica comparsa del barrio de Monte Alto, que se hizo con el primer premio del concurso celebrado el pasado domingo. De lo segundo se ocuparon esas nubes que anuncian presencia durante todo el entroido coruñés. Pero no importa. Las ganas de fiesta desafiaron ayer a la climatología y en el Obelisco se reunieron centenares de personas dispuestas, con muy buen humor, a honrar al Rey Momo, el que mandará en la ciudad durante los próximos días.
«Recados»
Como manda la tradición, el monarca se entronó en el primer día grande. Y, apelando a los destrozos del temporal, se puso en el lugar de un mar enfurecido y mandó unos cuantos recados: su disconformidad con la sentencia del Prestige, su cabreo con los recortes en la sanidad y la educación, así como sus referencias a los enchufes y a la corrupción. Todo hasta que estallaron los lanzadores de confeti y se dio paso a la fiesta.
«Mozos de Monte Alto, rapazas da Falperra, mulleres de Matogrande, homes de Catro Camiños, todos estades invitados a este carnaval», anunció el monarca carnavalero.
Al acto asistieron la mayoría de las comparsas de la ciudad y un montón de ciudadanos, mezclándose entre sí en un ambiente de color y diversión. Por allí se vieron damas antiguas, comecocos, ladrones y policías, niñas escapadas de una cuna con su biberón y todo un sinfín de personajes que por unos días permitirán a muchos ser otra persona. Desde ayer y hasta el miércoles, cuando se enterrará a la sardina.