Emilio Calatayud: «Un cachete en el momento justo, con la intensidad adecuada, es una victoria»

Alberto Mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

El juez de menores Juan Calatayud llenó por completo el aforo de la Fundación Barrié.
El juez de menores Juan Calatayud llenó por completo el aforo de la Fundación Barrié. Paco rodríguez< / span>

El juez de menores disertó en la Barrié sobre los derechos, «pero también los deberes de los niños»

30 may 2013 . Actualizado a las 16:11 h.

Dice lo que piensa contando chistes y mil anécdotas. Sus conferencias, si no fuera que lo que dice es muy serio, parecerían esos monólogos de la tele. Muy andaluz es el juez de menores de Granada, Emilio Calatayud, que ayer disertó en la Fundación Barrié sobre cómo ser padres en la sociedad actual y decenas de personas se quedaron fuera sin poder escucharlo porque dentro no cabía un alfiler.

Pese a que a este juez le hicieron famosas sus condenas a aprender a leer o a tocar el tambor en una procesión, no es un blando y pide a los padres que no lo sean. Les dice que se olviden de eso de que «pobrecitos, que no pasen nuestros hijos lo que nosotros pasamos». Les recuerda, incluso, que «un cachete en el momento justo, con la intensidad adecuada, es una victoria». Al niño, insistió, hay que enseñarle, educarle y mostrarle todos sus derechos, «pero también sus deberes». «Qué es eso de que el crío llegue a casa malmetiendo contra un profesor que lo castigó y vaya el padre a llamarle la atención al maestro. ¿Qué tipo de autoridad es esa que inculcas a tu hijo?», se preguntó.

Criticó el juez que en estos tiempos muchos piensen que «un cachete es un maltrato y si le digo no a algo que me pide le puedo causar un trauma». Por ese camino, triunfa el decálogo que lleva su firma y que recorre Internet, ese que dice que «si usted quiere tener un hijo chorizo, cuando suelte palabrotas, ríase; satisfaga todas sus voluntades; nunca le digáis que lo que hace está mal, pues podría adquirir complejos de culpabilidad y vivir frustrado; recoged todo lo que vaya dejando tirado...», y así hasta diez vicios de cómo no hacer las cosas. Porque «hemos pasado del padre autoritario al padre colega».

Dejando por sentado y en voz alta que todas les medidas que se pueden tomar contra un delincuente tienen que ir sujetas a la reinserción -para muestra, él, con sus condenas educadoras y ejemplarizantes-, Emilio Calatayud quiso también dejar clara su postura. Está a favor de las condenas privadas de libertad contra menores. Porque si la hacen, «tienen que pagar». Y aboga por un pacto por el menor.