María Pita parecía un sambódromo

Alberto Mahía A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

GUSTAVO RIVAS

La gran cabalgata de carnaval reunió a cerca de un millar de figurantes

10 feb 2013 . Actualizado a las 07:03 h.

Kilos y kilos de color y formas desfilaron ayer por el centro de la ciudad camino de María Pita. Mujeres con el cabello de oro, empaques de vampiresas sagradas, pieles con un jardín prendido a la cintura... De esta guisa caminaron por la pasarela del carnaval coruñés cientos de niños y mayores en un desfile en el que participaron medio centenar de comparsas y cerca de mil figurantes. Un derroche.

Todos abrieron el armario de la imaginación y salieron de mil colores. A cientos, asombrando al público con sus pasos y cánticos acertados y contagiosos. El frío no apretó como días anteriores, pero movió las caderas, pintó de rojo los mofletes, congeló piernas e hizo que algunos no se quitaron ni el abrigo. No fuera que la sardina haya que enterrarla con Frenadol. Así fue el sambódromo coruñés, donde manda la tela y la poca tela que hay que invertir para disfrutar de la fiesta.

Ir de chinos, de tigresas y de cerditos se ha vuelto pandemia en el carnaval coruñés. En el apartado de fauna y flora, destacaron los hermanos que iban de cocido. O el lobo feroz, único que no pasó frío. Luego los de siempre, payasos, indios, policías, dragones, reclusos o bailarinas. Todos formaron parte de una columna humana a lo largo y ancho de Alférez Provisional, los Cantones y la Marina.

El desfile o cabalgata arrancó puntual, a las 17.30 horas en dirección al centro. Para ello cortaron el tráfico. Pero tanto, que se olvidaron de los usuarios del aparcamiento subterráneo y muchos quedaron atrapados en su interior sin poder salir, lo que molestó y mucho a los conductores. Pero mientras que en el subsuelo todo eran broncas, en la superficie el jolgorio era máximo. No faltaron las comparsas de siempre, se sumaron varias de la comarca y este año se estrenaron algunas. Y el público, exquisito. Según la policía fueron cerca de 27.000. Desfilaron los mejores disfraces, los peores y los mirones, que siempre prometen sumarse el año que viene.

La Policía Local, siempre vigilante, incautó un paquete de petardos a un menor, como medida de precaución.