Lebón, el práctico capaz de nadar en un mar en llamas

Rodri García A CORUÑA / LA VOZ

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KOPA

En el último acto de homenaje a los héroes del «Urquiola» explicó: «Non puxen o chaleco salvavidas e iso salvoume»

20 sep 2012 . Actualizado a las 13:03 h.

Aparecía el pasado domingo en una de las publicaciones que se distribuyen en las iglesias de A Coruña. Lo escribía Agustín Filgueiras en un artículo sobre la atención a los enfermos: «Un buen hombre, marino mercante, cuando estuvo enfermo y grave fue a visitarle el sacerdote del pueblo. Se confesó, recibió con plena conciencia la unción de enfermos y la Sagrada Comunión. Cuando se despidieron, el sacerdote, como animándole, le dijo: 'No te preocupes que estamos en manos de Dios'. Y él, con su mentalidad de marino, le respondió al momento: 'Como no voy a estar tranquilo, señor cura, si ya tengo el práctico a bordo'».

El hecho bien podría haberlo protagonizado Benigno Sánchez Lebón, marino mercante y ex práctico del Puerto de A Coruña, que en la noche del pasado martes fallecía en A Coruña. Lebón fue el práctico que infundía tranquilidad en momentos difíciles, a veces cruciales para la vida de los tripulantes. Será recordado como el hombre que sobrevivió al accidente del Urquiola de forma casi milagrosa, nadando en medio de un mar de llamas y petróleo, con los zapatos puestos y la única referencia de su reloj Seiko que seguía dándole las horas que llevaba nadando.

En aquella mañana del 12 de mayo de 1976 puso a salvo a la tripulación del barco, una operación similar a otra en la que participó años más tarde cuando otro petrolero, el Mar Egeo, ardía frente a la torre de Hércules.

Solo con el capitán

En el caso del Urquiola subió a bordo a las 8.40 horas, después de que el barco tocara fondo en las entonces desconocidas agujas del canal de entrada. Dos horas más tarde se quedó solo con el capitán, Paco, el alemán (Francisco Rodríguez Castelo), llamado así porque era «un galego rubio, de ollos azuis, con aire de alemán insubordinado e ríxido» y «o único que poñía o traxe e os galóns cando entraba a porto». Así lo definía un compañero, Víctor García, con palabras que eran leídas el 12 de mayo del año pasado en el litoral de punta Herminia durante un homenaje a los héroes del Urquiola, con un emotivo recuerdo al capitán, el único fallecido. En dicho acto, Lebón evocaba el accidente del petrolero: «Non puxen o chaleco salvavidas e iso salvoume». Decía esto después de llegar en taxi, al igual que hiciera 35 años atrás cuando, después de nadar más de dos millas entre el petróleo, logró llegar a nado hasta la ensenada de Canabal. «Me fui nadando con mucho miedo de morir, el agua estaba caliente y no quería mirar atrás», contaba en un pormenorizado relato que con el título Así me escapé del Urquiola publicó en este diario. En Canabal le recogieron unos sorprendidos pescadores que le dieron coñac, «el mejor que he tomado en mi vida», diría. Allí cogió un taxi y al llegar la caseta de los prácticos del puerto «estaba tan negro que parecía de las Coes y, desde luego, nadie lo daba por vivo», relataba en este diario el periodista López de Alba.

Condecorado con la Cruz al Mérito Naval y la Medalla al Mérito Social y Marítimo, el mejor conocedor de la costa coruñesa ha embarcado en su última singladura,