Las medianas de la polémica

a coruña / la voz

A CORUÑA

EDUARDO PEREZ

Las divisiones de Matogrande y la Marina también provocaron quejas

16 mar 2012 . Actualizado a las 13:38 h.

El anuncio realizado el martes por el Ayuntamiento de que en el plazo de un mes retirará la mediana de la avenida de General Sanjurjo cuando apenas ha cumplido un año reactiva viejas polémicas en torno a infraestructuras similares que se llevaron a cabo entre la contestación de algunos colectivos y el aplauso de otros.

La veda de las medianas se abrió para responder a una queja recurrente, la doble fila, y lo hizo en una de las zonas de la ciudad que consiguió hacer de los elementos de hormigón todo un estandarte del barrio, Matogrande. Hasta el punto de que, mientras la asociación de vecinos defendía su utilidad, empresarios, comerciantes y algunos residentes acuñaron un nombre propio para las indeseadas divisiones, los célebres «mamotretos», e incluso nació un nuevo colectivo para luchar por su demolición: Matogrande sin Barreras. Fue en febrero del 2010 y en apenas un par de meses consiguieron reunir 3.000 firmas contra la instalación de las «medianas gigantes», como también se las bautizó, argumentando no solo que no resolvían el problema del aparcamiento indebido, sino que dificultaban el tráfico y, según denunciaron, espantaban a los clientes precipitando los cierres, fundamentalmente de los negocios de ocio. La entrega de las firmas en el Ayuntamiento, el respaldo de otras entidades, entre ellas la Federación de Comercio, y el movimiento de oposición que cuajó en una manifestación convocada al hilo de la crisis general del pequeño comercio no logró que fuesen retiradas.

Como en General Sanjurjo, también en Matogrande se alertó del bloqueo que suponían las medianas para el acceso de los servicios de emergencias, sobre todo los contraincendios. Pero allí la alarma la dieron los vecinos, circunstancia que fue negada entonces por el propio cuerpo de Bomberos. Menor polémica originó la mediana ajardinada en la Marina, aunque también hubo quejas pero por un motivo diferente: su instalación obligaba a suprimir plazas de aparcamiento en superficie. Sin mediana de por medio, otros obstáculos en la vía pública también levantaron protestas en Orillamar, donde el corredor verde despertó suspicacias no solo por el ancho reducido del vial al recuperar el aparcamiento, sino por los bolardos.