El ruido de un tabique móvil enfrenta 9 años a unos vecinos

J. B. a coruña / La Voz

A CORUÑA

09 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El Juzgado de lo Penal número 2 ha fallado contra una vecina de la calle Bailén que no permitió el acceso a su piso para la realización de una medición de ruido. Un vecino la denunció por las molestias que generaba un tabique móvil y ello motivo que el Ayuntamiento le solicitase hacer la consiguiente prueba. Fue imposible y el asunto, tras pasar por varias fases, llegó a la jurisdicción penal. La sentencia observa en su comportamiento un delito de desobediencia. Y la condena a seis meses de prisión.

El inicio del conflicto data del año 2003. El vecino denunciante puso en conocimiento del Ayuntamiento la existencia de esos ruidos y este acordó requerir a la denunciada un día para efectuar una comprobación de los ruidos. Se le notificó de manera personal que esa inspección se iba a realizar el 3 de septiembre de ese año, pero el día que se acercaron los técnicos no estaba.

Se estableció un nuevo día, 30 de septiembre, pero al tratar de notificarlo no la encontraron en su domicilio. Se hicieron varios intentos. Una vez se asomó una menor, que no abrió la puerta. Visto lo visto, agentes de la Policía Local localizaron a los padres de la denunciada. Estos se negaron a recoger ningún documento en nombre de su hija.

La tercera fecha se estableció para el 28 de octubre el mismo año. En esta ocasión se logró notificar a la persona requerida, pero no permitió la entrada en su domicilio.

Cambio de jurisdicción

Después de estos precedentes, el Ayuntamiento remitió los hechos a la jurisdicción contencioso-administrativo. El 3 de junio del 2004 fue la nueva cita, pero ella presentó un escrito ante la Delegación del Gobierno de que no iba a estar en su domicilio el día señalado.

El 1 de diciembre del 2004 se acordó requerir a la vecina para realizar la medición, firmando ella personalmente la notificación el 16 de diciembre. Pero pasaron 50 días y no propuso ningún día. Se volvió a intentar, pero una vez más no estaba en el domicilio.

El relato finaliza ya en marzo del 2005. Un auto permitió la medición acústica y se estableció el 28 de marzo del 2005 para ello. Se le notificó a su empleada de hogar y se contactó telefónicamente con ella. Pese a todo, los técnicos municipales vieron frustrado su intención. Tampoco abrió nadie la puerta.