Los dos exámenes más importantes de sus vidas

La Voz

A CORUÑA

IAGO VIANA

El próximo sábado, Antonio y Sofía se dirán el «sí, quiero» en la iglesia de Elviña tan sólo unas horas después de examinarse para dos plazas del Sergas en Silleda

08 jul 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

E?l sábado 14 de julio se juegan su futuro. Por la mañana tendrán delante un pupitre, por la tarde un altar. En Silleda buscan un trabajo para toda la vida y en San Vicente de Elviña un amor hasta que la muerte los separe. Los coruñeses Antonio Amor Fernández , de 33 años, y Sofía Carballude López , de 31, quieren dejar de ser una pareja de novios con un trabajo interino para convertirse en un matrimonio con plaza fija en el Sergas. Llevan cinco años de relación y cuando fijaron la fecha del enlace no podían imaginar que el día más importante de sus vidas les iba a coincidir con el examen de su vida. Antonio, que trabaja en Vimianzo, se presenta a la última prueba para administrativo, lo mismo que Sofía, que trabaja en Santa Comba, y que también se examina para un puesto en el área de personal de servicios generales. El tiempo justo ?l presentarse a dos exámenes la novia tendrá el tiempo más que justo para poder llegar puntual a la iglesia ya que la boda está prevista para las 18 horas. Si la Xunta decide fijar la segunda prueba a primera hora de la tarde tendrá que ir a la peluquería entre examen y examen y salir del recinto ferial de Silleda casi con el traje de novia puesto. «El cura fue muy comprensivo e incluso nos dijo que, si no diese tiempo, celebrásemos el convite por la noche y que nos casaba el domingo por la mañana», comenta Antonio con simpatía. Creo que sería la primera boda en la que todos los presentes estarían resacosos. «¿Qué preferís que os salga mejor, lo de la mañana o lo de la tarde?», les pregunto. «Si pueden ser las dos cosas...», contestan. Ahí los tienen, con los apuntes para el examen, delante del templo en el que se dirán el «sí, quiero». Por cierto, Sofía nació en Francia, un país que celebra el 14 de julio su fiesta nacional. Otra casualidad. ?ace unas semanas un oyente de Radio Voz llamó al espacio Cita en María Pita para pedirle a Javier Losada que cumpliese con una actuación que el Ayuntamiento tenía pendiente. Se trataba del arreglo del callejón de La Estacada, donde están la cervecería La Marina y El Coral, entre otros establecimientos. La llamada surtió efecto y unos días después comenzó la reforma. Lo curioso del asunto es que los hosteleros acabaron invitando a comer a los operarios de la empresa Rivas Boquete. «Quedó fenomenal. Tenemos un callejón fabuloso y estamos muy agradecidos a los trabajadores que son unas personas estupendas», apunta María Rancaño , propietaria de la cervecería que fundó su padre, Lino Rancaño, hace 25 años. Cuando les propusieron lo de la invitación «fliparon», afirma María. «Comentaron que en los años que llevan trabajando de cara al público es la primera vez que les invitaban», recuerda. Ahí tienen un momento del original y edificante almuerzo. Los Secretos y la Hípica ?ntré en La Fundación, uno de los históricos de la noche, y me encontré con un ambiente similar al de hace 15 años. Una maravilla. Algunos más gordos, la mayoría con menos pelo, y ellas igual de guapas. Todo gracias a la Hípica, que celebró su 50 aniversario con un gran concierto de Los Secretos que congregó a varias generaciones que rondan los 40 años. Una noche convertida en vidrio mojado que sirvió, como antes les decía, para que la Ciudad recuperase el sabor de antaño. El secreto está en la Hípica, que no sabe de sueños rotos.