La Virgen de los Dolores fue coronada por Jaime de Borbón

Carlos Fernández A CORUÑA

A CORUÑA

Historias de A Coruña | Acto religioso en María Pita El segundo hijo de Alfonso XIII, que renunció al trono por ser sordomudo, visitó la ciudad en agosto de 1929 con motivo de la coronación de la Dolorosa

03 mar 2007 . Actualizado a las 06:00 h.

Entre los muchos actos de relieve celebrados en la plaza de María Pita a lo largo de la historia, destaca la coronación de la Virgen de los Dolores, que tuvo lugar el 18 de agosto de 1929. El acto fue presidido por el infante Jaime de Borbón, segundo hijo de Alfonso XIII, que acabaría renunciando a sus derechos al trono por su sordomudez. Había llegado don Jaime al puerto coruñés, procedente de Gijón, a bordo del vapor correo Alfonso XIII, de la Compañía Trasatlántica. Se hospedó en el pazo de Meirás, propiedad del conde de la Torre de Cela. El infante representó a su padre en la ceremonia y a Su Santidad el Papa lo hizo el arzobispo de Santiago, Zacarías Martínez. Primeramente se celebró una misa de comunión en María Pita. Terminada aquella, las autoridades se trasladaron en comitiva a la iglesia de San Nicolás, en donde se celebró la misa de pontifical. El infante lucía uniforme de maestrante de Sevilla y le acompañaban sus ayudantes, capitán de navío Antelo y teniente coronel de Infantería Pablo Martín Alonso. La coral polifónica El Eco interpretó la misa de Feschini a cuatro voces. La homilía estuvo a cargo del obispo de Madrid, Eijo Garay. El redactor de La Voz, con galana prosa, escribió: «Su verbo dulce y fervoroso subyugó el corazón del auditorio y la elocuencia del sabio prelado, unido a la sencillez de la exposición de los conceptos más profundos, logró que todos se compenetraran con verdadera clarividencia de la tesis y desarrollo de sus disertaciones». ?Al término de la misa pontifical, el infante, que entró y salió del templo bajo palio, se dirigió a la Plaza de María Pita, a donde se trasladó la imagen de la Virgen Dolorosa. Eran las seis y media de la tarde. Autoridades En la tribuna estaban, entre otras autoridades, el capitán general de Galicia, señor Artiñano; el del Departamento Marítimo de Ferrol, almirante Pita Estrada; alcalde de la ciudad, señor Viñes; presidente de la Diputación, Emilio Romay; conde de la Torre de Cela y la marquesa de Cavalcanti. El arzobispo de Santiago dijo en su alocución: «La mejor ofrenda que podemos hacer a la Virgen no es la rica diadema, sino el propósito firme de huir del pecado, que tantos nuevos puñales clava en el amoroso corazón de nuestra Reina». Tras poner el infante don Jaime la corona en la imagen de la virgen, se organizó la comitiva procesional hacia el templo. Momentos de emoción se vivieron cuando sobrevoló la plaza una avioneta, pilotada por la intrépida aviadora -así la mencionaba La Voz- señorita Bernaldo de Quirós. La exhibición pudo acabar en tragedia, pues el último vuelo fue rasante, a escasa distancia de los tejados. Se supone que evitó el accidente la Virgen dolorosa. Para celebrar la coronación, se dieron comidas extraordinarias a los pobres de A Coruña, que debían ser muchos, en el Patronato de la Caridad, el Hogar de San José y la Cocina Económica. Posteriormente, el infante don Jaime de Borbón saldría para Santiago de Compostela, en donde visitaría la catedral y asistiría a un almuerzo que se le ofreció en el Ayuntamiento.