El amor es un crimen perfecto

Eduardo Galán Blanco

CULTURA

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27 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Cualquier película con Mathieu Amalric dentro nos gusta más. El pequeño actor francés, que se parece a un joven Roman Polanski, es capaz de las hazañas más imposibles, desde actuar con un solo ojo en La escafandra y la mariposa, hasta hacer de malo jamesbondiano, frágil y casi púber, en Quantum of Solace. Hace poco, su interpretación levantaba el anodino thriller El amor es un crimen perfecto. Y en La venus de las pieles -Masoch según Polanski-, plasmaba de manera maestra las turbias relaciones establecidas entre el creador y su criatura.

Pero ni siquiera él es capaz de crear interés en Grandes familias, vodevil rutinario, farsa desgarbada, donde Amalric interpreta a un hombre de negocios que se entera de que su madre y su odiado hermano van a vender el coqueto y envejecido chateau familiar del XIX, un Manderlay en ruinas que encierra algunas sorpresas.

El protagonista regresa a los escenarios de su infancia para encontrarse con el fantasma del padre todopoderoso, un médico de éxito que, entregado a su trabajo, aparentemente ignoraba a sus hijos y a su mujer. Pero, claro, la verdad es otra.

El guion resulta caprichoso, los personajes son un disparate que ni un reparto de campanillas puede sostener, y el final, con el precipitado macguffin de un pianista chino que pasaba por allí, es un insulto a la inteligencia del espectador. Y además, incluyendo una conclusión alarmantemente racista.

Luego está el amor. Marine Vatch, la chica que se prostituía porque sí en la empanada mental de François Ozon Joven y bonita, emerge de las sombras del castillo familiar -de la carbonera, mismamente- y ocupa, nubla, los enormes ojos saltones de Amalric. En ese choque de mundos, tan distintos como la ambrosía y la mortadela, radica el único atractivo real del filme. Y ni con esas, pues el octogenario Rappeneau, antaño prestigioso director de Cyrano de Bergerac o de El húsar en el tejado, es incapaz de valorar los extraños fluidos que mezclan sus actores. Incluso en esa secuencia interruptus que prometía tanto, donde el fauno descalza a la ninfa. En fin, un crimen.

Ficha técnica

«BELLES FAMILLES». Francia, 2014. Director: Jean-Paul Rappeneau. Intérpretes: Mathieu Amalric, Marine Vatch, Gilles Lellouche, Nicole García, Karin Viard, André Dussollier, Gemma Chan. Comedia dramática. 114 minutos.