Fallece a los 87 años el cineasta francés Jacques Rivette, maestro radical de la «nouvelle vague»

S.G. PARÍS / DPA

CULTURA

JACK GUEZ | Afp

El realizador galo rodó algunas de las películas menos convencionales de la escena europea. Sus trabajos oscilan entre el thriller, la realidad y la ficción

30 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El realizador francés Jacques Rivette siempre fue radical: con su mirada subjetiva y su lucha contra el cine comercial rodó algunas de las películas menos convencionales de la escena europea. Su muerte a los 87 años deja a Francia sin uno de los últimos padres de la nouvelle vague (nueva ola). Sus filmes oscilan entre el thriller, la realidad y la ficción. En 50 años rodó unas 30 cintas, cada una llena de individualismo cinematográfico, elogiaba ayer Le Monde. Eran, sobre todo, para cinéfilos. Aunque no por eso dejaba de ser tema de debate incluso con proyectos fallidos como Out 1: Noli me tangere (1970/91), de 13 horas de duración. Rivette pertenecía al grupo de creadores que con Truffaut, Godard, Rohmer y Chabrol fundaron en los años 50 y 60 la nouvelle vague.

Sus defensores querían romper con las convenciones y desarrollaron nuevas formas narrativas. Al igual que sus colegas, empezó ejerciendo de crítico en la revista Cahiers du Cinema y aprendió el oficio como asistente del gran Jean Renoir. Hijo de un farmacéutico, rodó su propias películas desde 1956, que eran diseccionadas en los cineclubes parisinos. No fue hasta 1991, más de 30 años después, cuando tuvo un primer éxito comercial con La bella mentirosa, inspirada en el libro de Balzac Le chef-d?oeuvre inconnu, cinta de cuatro horas que obtuvo el gran premio del jurado de Cannes. Rivette rodó el drama sobre el pintor Édouard Frenhofer con estrellas como Emmanuelle Béart, Michel Piccoli y Jane Birkin. Tres años después fue muy elogiado por sus dos cintas sobre Juana de Arco, casi 6 horas de metraje, Les Batailles y Les Prisons, con una magnífica Sandrine Bonnaire. Entre sus filmes más celebrados, Paris nous appartient (1958), La religiosa (1966) y Vete a saber (2001).

«Mucha gente piensa que las películas tienen que dar respuestas. Al contrario: las películas están ahí para hacer preguntas que no tienen respuesta», dijo Jacques Rivette en cierta ocasión.