Hallan una proteína que blinda contra tumores sanguíneos

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

CIENCIA

Universidad Oviedo

El nuevo supresor de varios cánceres hematológicos se relaciona con el envejecimiento

22 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Se llama AIRAPL y es una proteína que protege al organismo frente a los síndromes mieloproliferativos, neoplasias -masa anormal del tejido- hematológicas entre las que se encuentra la leucemia mieloide y que son frecuentes en personas de avanzada edad. Es lo que se conoce como un supresor tumoral, cuya acción nunca se había identificado ni asociado con los cánceres de tipo de sanguíneo relacionados con el envejecimiento. Lo acaba de hacer un equipo de la Universidad de Oviedo dirigido por Carlos López-Otin, cuyas conclusiones se recogen en Nature Medicine.

El hallazgo abre una vía más que prometedora para mejorar el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad. Es más, los investigadores, en colaboración con el Hospital de Oviedo, han probado con éxito en cultivos y en ratones una molécula eficaz que revierte las alteraciones hematológicas provocadas por la ausencia de la proteína. «Queremos probarla ahora en tumores sólidos y en otros hematológicos que son frecuentes, pero para los que hay muy pocas terapias», explica Fernando García Osorio, el primer firmante de un trabajo en el que también participó la Universidad de Cambridge, el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares o los Institutos de Investigación Biomédica de Bellvitge (Cataluña), entre otros centros.

Diagnóstico y tratamiento

Los investigadores comprobaron primero que la expresión de la proteína AIRAPL estaba suprimida en la médula de los pacientes con síndromes mileoproliferativos y luego generaron ratones transgénicos en los que el gen que codifica la molécula tenía una baja actividad. «Los ratones deficientes en la proteína desarrollaron síndromes mieloproliferativos, lo que demostró su función supresora tumoral en este tipo de enfermedades hematológicas», destaca Carlos López-Otín. Igual de importante fue la descripción de su mecanismo de acción, de las alteraciones biológicas que provoca su ausencia o mal funcionamiento. Esto es lo que ha permitido demostrar que AIRAPL regula la ruta molecular de un factor de crecimiento denominado IGF1, implicado tanto en procesos tumorales como en envejecimiento.

«La proteína controla el factor de crecimiento. Sin ella se desmadra la proliferación celular», dice Fernando García. Este proceso es clave, ya que supone la diana terapéutica hacia la que lanzar moléculas que corrijan la ausencia o déficit de la proteína. Pero la primera aplicación está relacionada con la mejora en el diagnóstico: «Basta con analizar los niveles de concentración de la proteína en la médula ósea del paciente», apunta García.