El ataque celeste alcanza los 486 minutos sin marcar

La Voz

GRADA DE RÍO

14 dic 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Cortar la sequía goleadora requería adoptar medidas desde el banquillo, así que el entrenador celeste movió las fichas. Berizzo prefirió la movilidad de Charles al juego aéreo de Larrivey y decidió sentar a un Nolito falto de frescura para confiar en que Santi Mina se sacase de la bota algún tiro certero. Sin embargo, la estrategia no funcionó. Charles tuvo un disparo que atajó Kameni y Mina comenzó con chispa pero acabó sin saber muy bien cuál era el camino para rebasar la defensa malagueña. Orellana parecía empeñado en especializarse en centros y no en remates, y Augusto se pensó demasiado la opción más clara del partido.

Los vigueses pecaron una y otra vez de ralentizar su fútbol en cuanto alcanzaban la línea de tres cuartos. Como si quisiesen repasar cuáles son las opciones y buscar la idónea, se frenaban de manera que el Málaga podía rearmarse. Primaban el fútbol horizontal al vertical, una apuesta que, vista su necesidad, no tiene mucho sentido. Nolito, cuando le tocó su turno, volvió a poner sobre el tapete un repertorio que las defensas rivales ya se han aprendido de memoria, de manera que el balón acababa desperdiciado una y otra vez. El gaditano ha perdido la la chispa.

La presencia constante de los célticos en las inmediaciones del área de Kameni en la recta final del partido generó la misma sensación de peligro que el equipo había llevado en el arranque, si bien los remates, y sobre todo los goles, se han peleado con los celestes. El equipo acabó con toda la artillería sobre el césped, pero eso no cortó la racha de 486 minutos sin marcar.