El chileno del Celta acumula siete tarjetas amarillas, cuatro de ellas por hacer observaciones al árbitro, dos fuera de partido, y una por discutir con un rival
25 nov 2014 . Actualizado a las 13:31 h.Fabián Orellana es el rey de las tarjetas en Primera División, por delante de mediocentros expeditivos y de forzudos defensas. El chileno ha visto siete en doce jornadas, de las cuales él ha jugado once, porque ya tuvo que descansar para cumplir el primer ciclo de amonestaciones. De las siete, cuatro han sido por hacer observaciones al árbitro (en dos de ellas estando fuera del partido), y en una quinta, por discutir con un contrario. Solo dos han sido por derribar a rivales en lances del juego.
Orellana ha comenzado la temporada a la carrera en todos los frentes. Evidenciando un estado de forma envidiable y marcando tres goles (aunque está en barbecho desde finales de septiembre) pero al mismo tiempo coleccionando tarjetas.
Cuatro de ellas han sido por protestar, comenzando por la ópera prima ante el Getafe. «En el minuto 67 el jugador Fabián Ariel Orellana Valenzuela fue amonestado por realizar una desconsideración a una decisión mía», reza el acta de aquel partido firmada por el colegiado Melero López.
Frente al Atlético, en el Calderón, se repitió la historia, pero una vez finalizada la primera mitad. «Una vez finalizada la primera parte del encuentro y encontrándonos aún en el terreno de juego, se dirigió a mí -indica Martínez Munuera- haciéndome observaciones sobre una de mis decisiones de forma ostensible».
La tercera por protestar llegó en Bilbao y la cuarta el domingo en Vallecas cuando el chileno estaba en el banquillo en la primera mitad. «Fue amonestado por hacer una observación de orden técnico a una decisión mía (de González González), desde el banquillo».
A mayores, aparece una quinta por discutir con un contrario. Fue en el derbi con el Deportivo, cuando según hace constar Del Cerro Grande «fue amonestado en el minuto 77 por discutir con un contrario sin llegar al insulto ni a la amenaza».
Las otras dos, ante el Villarreal y el Granada, fueron por «derribar a un contrario en la disputa del balón».
Esta situación es del todo nueva para Orellana, que nunca había salido a semejante promedio de tarjetas por partido (0,58). De hecho, está a punto de igualar su tope máximo desde que desembarcó en el fútbol español, cuando había visto ocho amarillas (había sido expulsado en tres ocasiones) como jugador del Granada en la campaña 10/11 jugando en Segunda. En el Celta, también en la categoría de plata, vio siete al año siguiente, pero en 37 partidos. En las demás temporadas son testimoniales.