La pegada celeste languidece en los últimos metros

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

BENITO ORDOÑEZ

El Celta, que encadenó goles en las diez primeras jornadas, se atascó por segundo partido consecutivo a la hora de ver portería

24 nov 2014 . Actualizado a las 09:55 h.

El Celta se había malacostumbrado a puntuar. Hasta ayer solo había degustado el amargor de la derrota ante el Villarreal, por eso el equipo salió desencajado de Vallecas. Los de Berizzo habían viajado con la intención de dar al traste con las estadísticas y de paso volver a meterse en puestos europeos, pero la finalización de la que han hecho gala en casi todo el campeonato se quedó por segunda jornadas consecutiva en casa, y el gol de Bueno se encargó de premiar a lo grande al Rayo. Las estadísticas bendijeron al Celta, pero el gol fue cosa de los de Paco Jémez.

El once

Un buen puñado de cambios . Vestido de verde salió a Vallecas un Celta con novedades en todas las líneas respecto al partido con el Granada. Berizzo recuperó a Fontás en detrimento de Sergi Gómez para la defensa, dio de nuevo la titularidad en el centro del campo a un Álex López que no entraba de cara desde Bilbao, y ubicó en la banda diestra a un Augusto Fernández que disputaba sus primeros minutos como titular, más allá de lo vivido en Elche. A Orellana y al Tucu Hernández, los damnificados, les tocó esperar su oportunidad en el segundo tiempo, en el que entraron como revulsivo, aunque sin revolucionar el partido, lo mismo que un Charles que sigue contando los minutos a cuentagotas.

La salida

Lo primero, ahogar al rival . Presionar, ahogar y sentenciar. Esa es la fórmula de la que el Celta echa mano para hacerse con los partidos, sin embargo, ayer la ecuación le falló. El equipo no renunció a su filosofía y apretó a los de Jémez en su campo, pero esa presión no se tradujo a la hora de generar ocasiones claras ni de recuperar balones peligrosos, aunque sí sirvió para incomodar a un Rayo que tuvo que renunciar a la posesión y a su ideario, pero que sin embargo estuvo más espabilado a la hora de interceptar balones y hacerse con los rechaces en un duelo de presiones. Aunque los locales nunca se hicieron con el partido ni con la posesión, sí consiguieron que al Celta le costara trenzar jugadas y avanzar metros.

La defensa

Primer gol en cuatro partidos . El Celta ha dado un paso adelante a nivel defensivo esta temporada, y como muestra, los tres partidos que los de Berizzo encadenaban sin encajar gol. Una racha que Bueno hundió ayer en el minuto 20. El gol rayista fue el lunar en el expediente de una zaga que supo anular a Baptistao, manejarse con un hiperactivo Kakuta, y contrarrestar la envergadura de Manucho. Fontás y Cabral se manejaron bien con los atacantes del Rayo y Jonny y Hugo Mallo aprobaron en sus parcelas en un día en el que sus aportaciones ofensivas fueron puntuales, aunque en el caso del de Matamá, peligrosas.

El centro del campo

Una zona de paso . Berizzo quiso desconectar al cerebro del Rayo, Trashorras, y para ello hipotecó en la primera mitad al creador del fútbol céltico, Krohn-Dehli. Al danés le tocó un papel más sacrificado que se tradujo en menos apariciones en sus aportaciones en ataque. En el segundo tiempo, al recuperar la movilidad, el Celta lo notó encontrando más vías para acceder a la parcela rayista, si bien al final del partido el Toto optó por saltarse la línea de creación y buscar el gol a la desesperada. Álex López acusó la falta de continuidad en su banda y Radoja volvió a sacarse de la chistera un partido de enorme trabajo en la contención que no hace sino incrementar las expectativas sobre el serbio.

Ataque

Segundo partido sin gol . La imaginación y los recursos que el Celta despliega cada vez que el balón supera la línea de tres cuartos se apagaron en Vallecas. Por segunda jornada consecutiva, y por segunda vez en la Liga, los de Berizzo dejaron su cuenta de goles a cero, aunque en esta ocasión, los palos estuvieron de por medio. Un remate de cabeza de Larrivey y dos balones estrellados a la madera de Krohn-Dehli y Cabral fueron las oportunidades más claras para un equipo más plano de lo habitual y al que el Rayo supo manejar en las inmediaciones de Cristian Álvarez. A los vigueses les faltó revolucionar su fútbol en los últimos metros, echó de menos los recursos propios de hombres como Orellana y Nolito, y cuando intentó meter una marcha más a su ataque, ya era demasiado tarde. Los 217 minutos que los vigueses llevan sin celebrar gol ya se han cobrado puntos importantes. Ante el Éibar buscarán cortar la sequía.