Espectacular puesta de largo

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Oscar Vazquez

El Celta derrocha intensidad en su estreno en Balaídos con sus señas de identidad muy definidas

25 ago 2014 . Actualizado a las 11:54 h.

Fue el arranque soñado. Un triunfo trufado por un fútbol gustoso y ambicioso, y practicado con una dosis de intensidad al alcance de muy pocos en la primera jornada de Liga. El triunfo del Celta sobre el Getafe confirmó los indicios que el equipo de Eduardo Berizzo había sembrado durante la pretemporada: Que este Celta está hecho para ilusionar.

El once

El guion previsto

Vista la pretemporada, la única duda que se mantenía para el debut liguero era quién ocuparía el lateral derecho, y Eduardo Berizzo, en un ejercicio de valentía, se lo concedió a Jonny. Valentía no por arriesgar con el canterano -que está a un nivel altísimo- sino porque su presencia en el once supuso dejar en el banquillo a Hugo Mallo, otro lateral con mayúsculas. En cuanto al resto de la alineación, todo según lo previsto, Planas, Cabral y Fontás completaron la defensa, Borja Fernández debutó en el pivote arropado por Álex López y Krohn-Dehli, mientras que Nolito, Orellana y Larrivey se repartieron el ataque.

La ofensiva

Un tridente letal

El arranque liguero confirmó lo que la pretemporada había apuntado, que la ofensiva del Celta está cargada de quilates. Nolito por la izquierda, Orellana por la derecha y Larrivey como hombre más avanzado ofrecieron un recital ofensivo. La banda del andaluz fue una pesadilla para el Getafe, puesto que el gaditano está en un momento óptimo, y balón que tocaba, balón que se cargaba de peligro. Desborde, regate y finalización se aliaron con el futbolista, que hizo gala además de su gran entendimiento con Orellana. El chileno, en su mejor versión, tuvo el premio del gol, pero además se encargó de surtir balones a la banda de Nolito, puesto que cambiaba el sentido del juego una y otra vez para machacar a los de Contra. Larrivey, el tercero en discordia, fue el último en encontrar el gol, justa recompensa a un partido en el que el argentino expuso trabajo, altura e inteligencia a la hora de arrastrar a la defensa rival.

El planteamiento

El sistema recurrente

La larga pretemporada diseñada por Berizzo ha servido al equipo para interiorizar el sistema de juego y las maneras que quiere el entrenador. El 4-3-3 que durante los amistosos de verano puso sobre el césped el técnico argentino, tuvo continuidad en el debut céltico. Un sistema que se podría definir como muy largo, puesto que los vigueses no entienden de contemplaciones ni de mantener las líneas juntas. Laterales con mucho recorrido ofensivo, un juego coral, una presión brutal, el gusto por el balón en los pies y la recuperación constante de cada balón perdido -a causa de esa presión constante- hicieron posible que la grada de Balaídos ovacionase a los suyos.

Las señas de identidad

Intensidad y más intensidad

Noventa minutos a pleno pulmón, una intensidad arrolladora, un ritmo trepidante y una presión letal fueron las armas de un Celta que salió en tromba a por el partido y que ya podía haber desarmado al Getafe en los compases iniciales si la triple ocasión de Álex, Larrivey y Orellana hubiese cuajado. Berizzo apostó por presionar al Getafe lo más arriba posible, y de principio a fin, una decisión de riesgo, puesto que cuando el rival superaba la primera línea, podía generar mucho peligro. Esa intensidad se tradujo en más de una ocasión en faltas con las que frenar al rival y en algún caso acabó costando tarjetas a los protagonistas, puesto que tanto Jonny como Planas vieron amarillas. El respeto a ese fútbol intenso y osado no se aminoró ni siquiera con el paso de los minutos ni el marcador. El Celta acabó presionando al Getafe en su área, igual que había comenzado.

Fondo físico

A pleno pulmón

El espectáculo futbolístico que el Celta ofreció en Balaídos no hubiese sido posible si el equipo no estuviese en un estado de forma inmejorable. La durísima pretemporada planteada por el Profe Fernández se ha traducido en un equipo capaz de resistir a plena revolución durante todo el partido.

Los celestes se mantuvieron fieles a la presión alta y al fútbol ambicioso exhibido en la pretemporada