La salvación es cosa de jugones

Lorena García Calvo
lorena garcía calvo VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

Salvo un lapso en el primer tiempo, coincidiendo con el empate local, los célticos fueron un equipo intenso que le negó el balón a los almerienses.
Salvo un lapso en el primer tiempo, coincidiendo con el empate local, los célticos fueron un equipo intenso que le negó el balón a los almerienses. CARLOS BARBA < / span>EFE< / span>

El Celta sacó a relucir su fútbol más ofensivo y combinativo para vencer al Almería

21 abr 2014 . Actualizado a las 11:47 h.

El día en que se jugaba media salvación, el Celta sacó a relucir su ADN. La genética de quién solo entiende de fútbol ofensivo y combinativo. De quién vive de cara a la portería contraria y de quién confía ciegamente en que el camino del éxito es también el del buen fútbol. La identidad céltica, con una cadencia preciosista más propia de los grandes que de los humildes, salió a relucir ante un Almería que tuvo que rendirse a la evidencia de un Celta superior.

Todo jugones

El primer síntoma de que el Celta quería alcanzar los 40 puntos sin renunciar a su juego ya saltó con la alineación. En vez de conservar mínimamente y destinar a un hombre con carácter defensivo para el pivote, Luis Enrique prefirió dar la manija a Krohn-Dehli, confeccionando un once que del centro del campo hacia adelante estaba dibujado con jugones. La calidad del danés, la de Rafinha, Álex López, Orellana, Charles o el mayúsculo Nolito no dejaba margen para las dudas. El Celta quería la victoria desde el buen juego.

Posesión y creación

El Celta dispuso del 60 % de la posesión del balón, aunque más allá de las estadísticas trasladaba la sensación de que controlaba el partido en todo momento. El equipo céltico se hizo con el centro del campo a base de buena presión e intensidad, siendo constantes las recuperaciones célticas y atascando una y otra vez la salida de balón del rival, condenado a buscar a Rodri con pases largos. La posesión, como viene siendo habitual, acabó siendo la mejor fórmula defensiva para un Celta que remató el encuentro como si de un rondo se tratase.

Una defensa blanda

Como no hay partido perfecto, la cruz del trabajo del Celta en Almería estuvo en su retaguardia. El equipo pecó una vez más de excesiva delicadeza -sobre todo los centrales- en una línea en la que la contundencia es determinante. El primer gol de Rodri sacó los colores al equipo, si bien con el paso de los minutos la zaga fue a más. Las ayudas fueron determinantes y la salida de Madinda para dotar al centro del campo de más músculo y una perspectiva más conservadora resultó exitosa. Mención a parte merecen los laterales, cuyo trabajo tanto defensivo como ofensivo fue notable.

Idea y finalización

Claridad de ideas y finalización fueron ayer de la mano en el Juegos del Mediterráneo. El juego combinativo céltico se dio un festín generando peligro con cada llegada. La velocidad de las bandas, las internadas hasta el área pequeña de Rafinha, los desmarques de Orellana y una claridad de ideas exquisita se unieron en el día en el que el Celta se reencontró con la finalización. Nolito, a quién el fútbol ya debía goles tras tantos palos, está viviendo su mejor momento como celeste, y eso es una garantía para un equipo en el que Charles cortó su sequía y Orellana volvió a mostrarse determinante. Todo, con la venia de una defensa almeriense incapaz de tapar los huecos y que sufría con cada internada rival. Incluso Álex López recuperó su disparo para intentarlo desde fuera, demostrando que aunque el Celta es de entrar hasta la cocina, si es necesario, puede probar desde mayores distancias.

Lo que cuenta es el equipo

La actitud con la que el Celta salió ante el Almería nada tenía que ver con la que desplegó en la primera parte de Vallecas. Aunque ayer el equipo pudo pecar de cierto exceso de confianza tras marcar el primer gol, la actitud combativa y luchadora presidió a los de Luis Enrique, que pusieron de manifiesto que el fútbol es, ante todo, juego en equipo. Lo que es el Celta a lo largo de la temporada.