Reencuentro con cuentas pendientes

Xosé Ramón Castro
x. r. castro VIGO / LA VOZ

GRADA DE RÍO

MIGUEL ANGEL MOLINA

El polémico play off del 2011 y el caso Orellana marcan el esperado regreso del Celta a Granada

25 sep 2012 . Actualizado a las 17:25 h.

El Granada se ha convertido en un nuevo encarnizado rival para el Celta. Por lo sucedido en el play off de junio del 2011, la última vez que ambos se enfrentaron en un ambiente tan hostil que la ciudad nazarí apareció repleta de pasquines pidiendo la cabeza de Aspas a cambio de 100.000 dólares. Pero también por el culebrón de Fabián Orellana a lo largo del verano. Y porque futbolistas como Iriney salieron por la puerta de atrás de Vigo o por el reencuentro con Roberto Fernández.

El play off

Andaluces y celestes no han vuelto a verse las caras desde el 11 de junio del pasado año. Aquel partido de vuelta del play off de ascenso dejó una herida profunda y un incomodo generalizado. Aspas fue recibido en Granada con pasquines ofreciendo recompensa por su cabeza, el autobús del equipo fue apedreado y la expedición sufrió todo tipo de contingencias mientras estuvo en Los Cármenes. Todo, después de que el conjunto nazarí calentara el partido explotando un encontronazo entre Iago y el meta Roberto en el final del partido de ida. El chantadino sufrió una pequeña brecha en el pómulo después de que el moañés intentase llegar a un balón. Tras una auténtica batalla y de una cuestionable actuación arbitral los nazaríes pasaron en la tanda de penaltis al fallar David Catalá el sexto para el Celta. Los tres centenares de aficionados desplazados a Granada fueron aislados y asediados en Los Cármenes. Todo sin que en el partido de ida se hubiera registrado ni un solo altercado.

El baile de Orellana

Orellana fue el encargado de tumbar aquel día al Celta pero un año después estaba celebrando otro ascenso como futbolista celeste. El chileno fue pieza clave en el retorno vigués a la élite y a la conclusión del campeonato se dejó querer. En teoría quería quedarse, pero al mismo tiempo se cubría las espaldas jugando a dos bandas. En parte porque el Granada no dio demasiada opción. Se cerró en banda al pedir los tres millones de cláusula de rescisión para prescindir de sus servicios e incluso presentó al jugador en su regreso, algo nunca visto para los cedidos. Hasta el momento el interior zurdo ha sido titular en los cinco partidos disputados, aunque sin aportar la frescura que tenía en Vigo. El jueves visitará la sala de prensa por segunda vez en todo el curso, algo también inusual en el futbolista. Fabián será uno de los grandes focos del partido.

El reencuentro con Iriney

Iriney Santos salió por la puerta de atrás de Vigo. Recurriendo al Tribunal de Arbitraje de la Federación Española de Fútbol para que decidiese si tenía la carta de libertad y acusando al consejo celeste, casi el mismo que en estos momentos, de faltarle al respeto. «No han tenido respeto hacia mi persona, no puedo estar en un sitio en donde no se me valora. Me siento engañado», comentó en agosto del 2007. El litigio apuntaba a una ampliación unilateral del contrato por parte del club. El ente federativo le dio la razón al jugador. No será la primera vez que el brasileño se enfrente a su pasado. Ya lo hizo con el Betis dos años atrás.

Las caras conocidas

Tres jugadores del Granada actual han vestido la camiseta celeste. Porque además de Iriney (55 partidos) y Orellana (37) quien más tiempo ha vivido como celeste es el portero Roberto Fernández, criado y formado en A Madroa. Abandonó la entidad camino a Gijón en el verano del 2002 después de defender la portería del filial durante cinco temporadas. A mayores aparece el pontevedrés Fran Rico, ahora lesionado. El mediocentro con pasado en el Castilla ha sido una vieja aspiración para la medular celeste. Muchos le ven como el sustituto de Oubiña.

El sueño de Cándido Gómez

El duelo entre Granada y Celta también tiene un punto de confluencia en la figura de Cándido Gómez, un porriñés que tras defender la portería andaluz en sus años mozos llevó desde la presidencia al Granada a vivir su época más dorada. Gómez proclamó hace un año que «ya no soy ningún crío y mi ilusión es ver de nuevo a Granada y Celta juntos en Primera». El sueño está cumplido. Ahora solo falta una reconciliación deportiva. No parece fácil.