Espada mellada contra la fortaleza azulona

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La expulsión de Caballero terminó de desesperar a un equipo muy fallón y falto de imaginación en ataque

27 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La batalla del Aguasnegras marcó un antes y un después en la historia de Desembarco del Rey. Justo cuando las defensas de la ciudad ficticia flaqueaban bajo el asedio de Stannis Baratheon, el fuego valyrio desbarató la trama y las expectativas en Juego de Tronos. Algo parecido le ocurrió al Lugo en Getafe. Cuando parecía que los rojiblancos estaban mejor en el campo, el gol de Chuli tuvo los mismos efectos devastadores que la sustancia fantástica.

Poco colmillo

Una sola ocasión clara de gol. La de Campillo fue la única ocasión clara de gol que pudo enhebrar el Lugo. Fue en la primera parte, antes de que Chuli anotase la ventaja para los de Bordalás. Con el marcador en contra, los rojiblancos apenas se acercaron al área rival, algo poco habitual para los de Luis César Sampedro. Sergio Gil y Miquel tuvieron dos ocasiones tibias en jugadas a balón parado antes de la expulsión de Caballero. Y eso, para un equipo que encaja tanto, era casi un suicidio.

Imprecisiones

Atropellado en la desventaja. El marcador en contra no favoreció a un Lugo que descubrió sus urgencias por engancharse al tren de la promoción. Siguieron mandando los de Luis César con la posesión, pero las propias imprecisiones atascaban su juego e impedían la fluidez. El Getafe vivió el efecto contrario y se creció contra un rival cada vez más pequeño.

Creatividad

Mucha posesión, pocas ideas. Faltaron ideas para un Lugo obligado a proponer. Nada salía por las bandas, por la derecha Joselu se frustraba contra Cata, un muro de carga para los de Bordalás. Por la izquierda, tampoco Fede Vico podía abrirse camino con claridad. Poco aprovechable se generó por dentro. Caballero bajaba a recibir ante la incapacidad de sus compañeros por colgar balones al área y, cuando estos llegaban, el argentino estaba demasiado retrasado para poder incorporarse al ataque con la solvencia necesaria para rematar.

Detonante

Con diez durante media hora. La frustración fue en aumento para el Lugo. Lo supo el Getafe, que jugó bien sus cartas para terminar de desesperar al equipo visitante. Tras insistir con empujones, enganchones y otras provocaciones, alguien terminó mordiendo el anzuelo. Pablo Caballero pagó cara su rabieta con Molinero y dejó a su equipo en inferioridad durante la última media hora tras ver la cartulina roja. Su salida precipitó la sentencia de su equipo en un partido roto antes de su expulsión. A pesar del doble cambio ofensivo de Luis César, la reacción del Lugo fue imposible.