Las guerrillas y las trincheras

Carlos Melchor AL OTRO LADO

CDLUGO

27 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuenta la leyenda que hubo una ocasión en la que dos aficionados se llegaron a poner de acuerdo hablando de fútbol. Lo más habitual es que la discusión derive hacia temas que nada tienen que ver con el punto de partida. El criterio de cada uno es único e irreemplazable. Todo es válido. Sabemos mucho de fútbol. O más bien, creemos que sabemos mucho de fútbol. Incluso los más osados, sin ser técnicos, pontifican. Son los que se escudan en que llevan viendo fútbol toda la vida, como las vacas de Lezama.

Aun así, nuestra autoestima futbolística nos permite criticar o poner en duda las decisiones de los profesionales. Los que se supone que están dotados para tener el circo futbolístico como medio de vida. Si a todo esto le añadimos un entorno revuelto en tu club, y muchas cuentas pendientes, las opiniones entre unos y otros distarán años luz. Ya no hablamos solo de fútbol. Tiene un poco de algo más.

Viene al caso esta reflexión a raíz de las diversas lecturas que se han sacado del partido en Oviedo. Diferentes hasta el extremo. Personalmente, se vio un buen Lugo. Con ideas claras, y sobre todo, frescas. Es obvio que aún está cosido con alfileres y que falta cuajo, la solidez que da la compenetración de los peones. Hasta que le duró el fuelle físico, se vio a un Lugo agresivo en la presión tras pérdida y muy dinámico en ataque, con más decisión en la parcela ofensiva. El centro del campo tiene que seguir siendo la piedra filosofal con la que el equipo marque las diferencias. Quizás dejó alguna duda atrás, permitiendo demasiadas llegadas francas del rival, por culpa de algunos desajustes defensivos. En todo caso, poco se puede decir tras apenas 90 minutos de competición. Cierto es que los tres fichajes que faltan no deberían ser de relleno. Es necesario dar un saltito más de calidad. Y en el caso del delantero, no se entendería la larga espera por alguien que no sea medianamente contrastado. Pero, siendo realistas, no hay que esperar a un Fernando Llorente. Es cierto que todos somos libres de opinar, pero todas las opiniones valen lo mismo. Ni más ni menos. Y también que aporta mucho más ser constructivos y no pasar toda la temporada detrás de la trinchera.