Las vertientes del anonimato

Carlos Melchor AL OTRO LADO

CDLUGO

29 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Menos de un mes para que se dé el pistoletazo de salida de la temporada 15/16 y la plantilla del Lugo comienza a tomar forma. El «proyectino» saquesiano ha superado la fase embrionaria a base de renovaciones de los pilares básicos y fichajes poco conocidos para el aficionado, pero de los que se espera que despunten en el club rojiblanco y que sea aquí donde se hagan un nombre futbolístico. Juzgarlos por su club de procedencia o por los números que han hecho en otros sitios solo está al alcance de los agoreros que usan el «no» a todo como herramienta única. Faltan los fichajes que concreten los puestos clave de la plantilla y algún golpe de efecto podría estarse cocinando.

El cuadro técnico tiene también muchas novedades. No vendría mal una presentación formal de los que han llegado, para conocer quién y cuántos componen el staff y despejar interrogantes sobre las funciones de algunos de los que se han quedado. Existe demasiada confusión al respecto. Un proyecto del que dicen que quieren basarlo en gente de aquí para que cale en la sociedad lucense. Hacerlo más cercano. Quizás contratar a un jefe de prensa proveniente de Burgos (o Dircom, como pomposamente se les llama en este mundo 2.0) no ayuda a conseguir ese objetivo. Sin entrar a juzgar su valía, ya que se le supone sobradamente capacitado para el puesto, este movimiento chirría. Suena a un mucho de esnobismo provinciano fuera de tono. Quizás al asesor de recursos humanos del club, otro más que nos debiera ser presentado, se le fue la mano en la búsqueda de peones para profesionalizar el club. Uno se pregunta si en la ciudad no existe nadie suficientemente preparado para desempeñar esa labor, empezando por el anterior ocupante del puesto, Millán Gómez, sobre el que se han escuchado opiniones mayoritariamente positivas acerca de su trabajo de estos años.

En todo caso, con aciertos y errores, deberíamos darle todos a esta nueva administración margen para que trabajen con calma, huyendo de análisis simplistas y cortoplacistas. Las trincheras suelen acabar en baños de sangre. En cualquier caso, será la pelotita la que dicte sentencia. Como siempre.