«Qué bonito mientras duró»

Murillo EN ROJIBLANCO

CDLUGO

23 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Andaban por el minuto 70 y Recreativo y Sabadell no superaban el empate, y dejaban a Racing y al propio Decano la distancia del descenso con el Lugo en 12 puntos. Con doce jornadas para el final, el colchón de los lucenses es uno de los mejores de la temporada. Para saborear semejante renta, el Lugo acababa de cerrar su décimo triunfo en el campeonato con una victoria agónica sobre un Alavés casi insuperable, con sangre, sudor y lágrimas. Y eso que los lucenses siempre fueron por delante, como consecuencia de los dos testarazos inapelables de su nuevo killer Caballero, un argentino que caza todos los balones que le llegan por arriba y muestra una especial maestría para alojarlos en las mallas contrarias. Lástima que la contrapartida la interpretara otro killer de la tierra, capaz de amargarle la vida a cualquier rival, llamado Manu Barreiro. Por eso, en una tarde de arietes, el Lugo nunca pudo cantar victoria, y cuando parecía que la tenía a tiro con dos goles de ventaja, aparecía Manu para recordarnos que había que contar con él. Pero si algo le ha favorecido en lo que va de año al Lugo (inmerso en un interminable culebrón accionarial capaz de hundir su actual estatus, si no se corrige a tiempo) es su incursión en el mercado invernal. Y a los hechos me remito. El fichaje de Caballero ha abierto la espita del gol, hasta ahora bajo mínimos; Toni, ex del Celta, ha aportado muchísima calidad y desborde en banda o por todo el frente del ataque. Su gol de ayer lo fabrica y ejecuta solo un jugador de su nivel. Al final lo tuvo Iago, y tiró al muñeco. Ahí están las diferencias. Diego Seoane, cedido por el Dépor, aún no ha podido demostrar el pedazo de lateral que es, por culpa de una inoportuna lesión. Y para refrendar los refuerzos, el recién llegado central Israel Puerto le ha llevado por derecho propio a la titularidad. Solo eso. El partido de ayer fue tan intenso como espectacular. El primer gol de Caballero lo firma cualquier tridente en boga. La jugada con Toni y David López y el testarazo del argentino es para enmarcar. Para colmo, en este recital lucense se juntaron David López y un Pita excelso arriba y abajo. Un verdadero caudal futbolístico, solo agotado en el tramo final. No era para menos. Tarde para el recuerdo y un aviso de Setién a navegantes: «Si hay cambios, me voy». ¿Habrá que recordar aquel lamento que postulaba «Qué bonito mientras duró»?