Tras superlar dos lesiones, el de Burela marca el gol del triunfo del Lugo
23 feb 2015 . Actualizado a las 18:59 h.«El desmarque de Luis [Fernández] ha sido excepcional. Caballero no ha llegado por milímetros y ha arrastrado a algún defensa». Las palabras de Quique Setién, pronunciadas todavía en las entrañas del Ángel Carro, con el sabor de un triunfo por la mínima aún en los labios, identificaban al autor del gol de la victoria. La figura del joven delantero de Burela emergió ayer después de los problemas físicos que han lastrado una temporada en la que aterrizó en la ciudad de las Murallas cedido por el Deportivo y con el cartel de joven promesa a punto de explotar. Lleva cuatro tantos y es uno de los máximos realizadores del conjunto de Setién, pero le ha costado demostrar las enormes cualidades que le concedieron protagonismo en Riazor.
«Es un chaval que tiene unas condiciones muy buenas, fútbol y calidad. Pero también tuvo sus oportunidades durante mucho tiempo. Como todos. Y estamos donde estamos», recalcaba con un tono lacónico el entrenador cántabro. Y es que Luis Fernández comenzó la campaña como titular en la punta de ataque, pero en las primeras jornadas no le acababa de coger el pulso ni a su nuevo equipo ni a la competición y entonces se precipitó al banquillo. En la octava jornada se encontró con el alimento de cualquier nueve. Marcó ante el Zaragoza y repitió contra el Llagostera y el Mallorca. Parecía embalado, que había emprendido el viaje hacia el éxito. Entonces surgió el primer parón en seco: dos meses fuera de juego por una lesión en el tobillo.
Tras el trance, volvió a una convocatoria, pero contra el Tenerife se lastimó de nuevo. En esta ocasión en los isquiotibiales. Otras seis semanas sin entrar en la lista de Quique Setién. Ahora Luis Fernández busca recuperar el estatus que tenía al principio de la temporada, el que le otorgaba el puesto de jugador referencia en las inmediaciones del área. Desde el banquillo trata de aprovechar las oportunidades que le brindan. Ayer en el Ángel Carro, a pocos minutos del final, cuando el empate parecía cantado, Luis Fernández se desmarcó para sentir otra vez el gol.