A perro flaco

Murillo EN ROJIBLANCO

CDLUGO

23 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

No me gustan ni el victimismo ni sus apóstoles. En medio del mundanal ruido de los cánticos xenófobos que flotan en nuestros estadios, en el fútbol se ha desatado una cruzada antiviolencia de tal magnitud que los clubes comienzan a estar totalmente indefensos ante la actuación de algunos de sus radicales, cuya actitud irreductible está provocando serios problemas a los clubes que dicen defender cínicamente. El Lugo tampoco parece ajeno a este movimiento, y ya existen una serie de actitudes de algunos aficionados denunciadas y admitidas a trámites por los comités antiviolencia referidos al último partido frente al Girona. Atentos, pues, porque pueden aparecer las sanciones más inesperadas. Y ya era lo que nos faltaba...

La próxima visita del Mirandés al Anxo Carro, bajo el intempestivo y demencial horario de las nueve de la noche (¿alguien en sus sanos cabales puede inventarse semejante horario?), es una auténtica finalísima para el equipo de Quique Setién. Mientras algunos palmeros siguen tocando y cantando, como la orquesta del Titanic con el agua al cuello, las excelencias de los miles de pases y demás zarandajas intrascendentes, lo único irrebatible son los resultados negativos que han dejado al Lugo a un punto del descenso. Y esa es la única realidad tangible, para la que hay que encontrar un remedio inmediato, si es que lo hay. Creo que el equipo precisa de varias medidas urgentes para encontrar un revulsivo a esta caída en picado. Los yerros puntuales e individuales han costado muchos puntos, desde Soria, pasando por Albacete y concluyendo con el Girona en la anterior jornada. O se minimizan, o el equipo siempre tendrá que ir por detrás en el marcador y eso supone prácticamente su hara kiri porque, además, carecemos de gol para remontar. Hay pues que blindarse atrás, como primera premisa para la reacción. La temporada pasada y esta fueron ejemplos de ello. Hay que aumentar la intensidad y el ritmo en la presión y no dejarse sorprender por los contraataques, con lo cual los cambios posicionales han de estar perfectamente escalonados y sincronizados. Todo ello requiere de un gran trabajo y concentración, sin bajar el pistón jamás. Solo con un rendimiento alto se logrará el objetivo. El Lugo es ahora mismo un perro flaco, que tiene que eliminar los parásitos que lo acosan.