Sinfonía imperfecta

Murillo

CDLUGO

17 nov 2014 . Actualizado a las 09:33 h.

Nada nuevo sobre el sobreviviente césped del Anxo Carro, bajo los parámetros de la ortodoxia setieniana, tan cartesiana como envolvente del adversario. Salvo el primer cuarto de hora, con un Racing atrevido, dominador y hasta desafiante, sin dejarle al Lugo cruzar la divisoria, pero controlado atrás por las defensas de ayudas sobre su verdadero peligro, ya anunciado por Setién, Koné (todo un ADN de Primera), los verdes tuvieron que plegarse atrás con la resurrección lucense. La tímida presión de los dos puntas visitantes, Koné y Miguélez, con la incorporación por la banda izquierda de Iñaki como tercer hombre en punta cuando tenían el cuero en ataque, desapareció con el obligado repliegue impuesto por la posesión y la recuperación inmediata de un Lugo ya lanzado con pasión y acierto en pos del triunfo. Y comenzó un asedio sin tregua sobre la meta de un Mario casi imbatible. Primero, probando fortuna desde la distancia por Borja Gómez, en un partido portentoso de achique y despliegue ofensivo, y un hiperactivo Ferreiro en la media punta, basculando por todo el frente. Pita manejaba la manija, e Iriome era un puñal por banda, con la ayuda descomunal de un Lolo Plá, pletórico para las caídas y bajadas en apoyos constantes. Y llegó, en medio de aquel vendaval, la jugada clave: el penalti sobre Iriome. Lo ejecutó con maestría Manu, pero el gol fue anulado por una supuesta invasión del área racinguista por los lucenses. La segunda ejecución se le fue arriba. De nuevo, la maldición del gol se vistió de rojiblanco. De nuevo, la sinfonía futbolística se trocó imperfecta. No se arredró el Lugo, que volvió a cercar a Mario. Y de nuevo la madera se interpuso entre Lolo Plá y el gol. Hasta Ferreiro falló otra para empujar. El Racing no remató una sola vez entre los tres palos antes del descanso. El mismo guion hasta el final, con Iriome encabezando por duplicado dos mano a mano con Mario. Con Valle en el campo, David López y Aganzo, hubo un eslalon del primero que levantó a la grada. Sobraron los solistas y faltaron los puntilleros. Al Lugo le ha vuelto a penalizar su divorcio con el gol. El que no tiene y le daría la vitola de aspirante a todo. Una gran faena, sin estocada.