El Evangelio, según Osasuna

Murillo EN ROJIBLANCO

DEPORTES

29 sep 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Discrepaba Setién en la previa del partido del criterio del planteamiento de un choque de ida y vuelta ente Osasuna, para sentenciar que nadie planificaba a priori un duelo así. En todo caso, sugería, podría surgir el evento sin buscarlo. Sin embargo, y viendo el vendaval de goles surgidos del último partido del Sadar frente al Mallorca, no era necesario ser un adivino para esperar otro encuentro de locura en o Anxo Carro. Y, seguro, que ni el propio Setién se lo imaginaba. Pero el equipo dirigido por Urban parece diseñado para este menester: una dicotomía alegre para practicar un fútbol sin barreras, sin corsés tácticos o algo semejante.

De esta guisa, el Lugo descubrió que también puede marcar cuatro goles en un partido, después de ser incapaz de hacer más de dos en seis, y que tres los pueden firmar tres defensas (Manu, Pavón y Borja Gómez). Solo uno lo marcó un delantero, Iago Díaz. Sobre todo, si enfrente tiene una defensa que canta como la navarra. La misma lectura podría hacerse a la inversa, si enfrente tienes a jugadores con el desborde de Cedrick y el punch de Nino. Entre ambos, pusieron al Lugo contra las cuerdas y a punto estuvieron de tumbarle. Menos mal, insisto, que los lucenses nunca le perdieron la cara a un partido más que exigente y haciendo un fútbol profundo poco habitual en un equipo más propenso al juego horizontal. Pero, cuidado, esa horizontalidad la utiliza quizás con demasiada reiteración, aunque ello le permita mantener la posesión y sorprender en algún cambio de orientación. Además, anteayer supo suplir la ausencia del sancionado Pita con la doble labor de pivote ejercida por un acertado Álvaro Peña y un omnipresente Seoane. Incluso un exquisito David López en el manejo acabó por reforzar la zona ancha en el segundo período de este compromiso liguero.

El partido frente al Atlético Osasuna resultó espectacular para los tres mil adeptos, en una tarde y hora inaceptables, donde un calor de castigo fue insuficiente para anestesiar a dos equipos entregados a la causa ofensiva sin cortapisas para el gol. Otro calamitoso arbitraje estuvo a punto de dar al traste con la segunda victoria lucense.

El Club Deportivo Lugo resucitó cuando parecía completamente noqueado con el tercer gol de Osasuna y segundo de Nino. Y ahí radicó su dosis de épica. La suficiente, para firmar una victoria histórica y un resultado más que balsámico. Setién amagó con tirar de los ilustres que aún no han reaparecido, e hizo bien en no arriesgarlos. Mejor así, incluso para él mismo y su quebrada tranquilidad última.