Fidel Fernández Bello pone punto y aparte a 52 años de sacerdote

ZAS

josé manuel casal

Desde 1754 solo ha habido seis párrocos en San Cremenzo de Pazos

27 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Fidel Fernández Bello podrá el próximo mes punto y aparte a 52 años de sacerdocio. No es final, sino un cambio. Sustancial, pero cambio. De hecho, espera llegar un acuerdo con los feligreses de las cuatro parroquias que lleva (San Cremenzo de Pazos y O Allo, en Zas, y Anos y Cundíns, en Cabana) para, en domingo alternos, y en solo dos templos, oficiar misa. Serán los vecinos los que tengan que llegar a una solución satisfactoria, y en ello están. Pero se acabó lo de misar a diario (por tanto, habrá que acumular las que se ofrecen, varias en una), y también los entierros, las bodas, los funerales, los bautizos... El trabajo diario y normal, en esencia. También sus largos paseos por las Torres do Allo, de cuyo origen es gran experto, pues ha dedicado más de medio siglo a su estudio, entre otras cuestiones históricas y de archivos que domina.

La razón de esta variación trascendental es que se va. Su visión no es la que era, no puede conducir ni desplazarse con plena autonomía, así que debe dejarlo y vivirá en Santiago. Una vez a la semana, o cada 15 días, se desplazará a la que fue su tierra más de medio siglo. Lo acepta con resignación, «que se lle vai facer, as cousas veñen como veñen», pero no hay vuelta atrás.

Es joven. Tiene 78 años, pero hay curas que siguen adelante con plenas facultades (en esta comarca, hay y sobre todo hubo diversos ejemplos) hasta los 90 o más. Pero no hay solución. Ni relevos. Ni el Arzobispado de Santiago ni ningún otro tienen exceso de sacerdotes. Acaso diáconos, pero no es lo mismo.

Fidel ha hecho mucho más que la labor pastoral. Promovió proyectos sociales y de infraestructuras, gracias a su impulso se construyeron pistas, puentes, se asfaltaron caminos. Reformó por completo las cuatro iglesias. Organizó viajes para niños y mayores. Creó los primeros coros parroquiales de la zona.

Fuera de sus dominios, presidió la asociación Adro, fue secretario 3 años del equipo de fútbol de Baio, profesor de religión en el colegio Labarta Pose de Baio y en el de Zas (4 años), además de en el instituto Terra de Soneira de Vimianzo (13). Impulsó el inventario de los bienes religiosos de los arciprestazgos de Soneira y Nemancos. Su huella es amplia.

Pero su marcha también cierra un ciclo de enorme longevidad de sacerdote en San Cremenzo. En los últimos 262 años, desde 1754, solo ha habido seis, incluso el propio Fernández Bello. Sus dos antecesores fueron Manuel Toja Taboada, desde 1888 hasta 1924, y José Sánchez Corral, desde este año hasta octubre de 1966. Es cierto que en algunos momentos hubo períodos cortos de vacancia o interinidad de otros, pero que no llegaron a establecerse. Fidel Fernández lo hizo primero en la casa que ocupaba Sánchez Corral, y después, a mediados del 73, ya en la vivienda actual, que fue construida por los vecinos a pocos metros debajo de la iglesia y que ahora -ya se verá- quedará para otro cura. Por aquellos años se plantaron los manzanos en su huerta (no hay rectoral sin manzanas a las que los niños puedan acudir) y, curiosamente, secaron hace poco y hubo que cortarlos. Como una señal. Su primer recuerdo del lugar, no obstante, es el de la inmensa majadura que se llevó de camino a su primera misa en el 67.

Origen. Nació hace 78 años (los cumplió en julio) en Meáns, Vilaño-A Laracha. Era el menor de 12 hermanos. Fue ordenado sacerdote el 4 de agosto de 1964. Destinado a Bergondo, fue el último capellán del Pazo de Mariñán. A San Cremenzo llegó el 20 de febrero de 1967, en un Seat 600. También asumió O Allo. Es responsable de la parroquia de Anos desde 1974, y de la de Cundíns, desde 1988. Pudieron ser más, pero dijo que no. Antes se podía.