«A da velutina é unha guerra moi dura»

L. García, P. Blanco CARBALLO / LA VOZ

VIMIANZO

MAR VARELA

Manuel Romero, apicultor de Carnés, relató en «Voces do Agro» la gravedad del problema

26 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La presencia de la avispa asiática, la vespa velutina, ha devenido un problema muy grande para el agro. «É unha guerra moi dura», dice con firmeza Manuel Romero, apicultor de Carnés (Vimianzo). Ya son ocho los países europeos por los que se ha extendido y, en Galicia, su presencia se detectó en el 2012. Hoy, prácticamente todos los concellos están invadidos e incluso a 2.000 metros de altura se pudieron detectar ejemplares en A Fonsagrada. «Levamos batallando dende hai moito tempo», le confesó Romero a Luis García en el programa Voces do Agro de Radio Voz.

«É algo complicado, un problema moi grande. Eu agora mesmo teño aquí cera que puxen cun pouco de mel enriba duns palés e debo ter 300 ou 400 [velutinas]. É un problema preocupante que temos que mirar máis a fondo», se queja el apicultor. Manuel dedica hasta dos horas y media al día a luchar contra la plaga, pero tiene claro que esto no puede quedarse en manos de voluntarios, que es en gran medida lo que acaba ocurriendo, como ya se puso de manifiesto en estas mismas páginas. Observador, dice que las abejas, ante la presencia de la velutina merodeando, no trabajan, por lo que no producen: se quedan «apiladas na piquera». «A abella tenlle respecto á morte», reseña. Ya no es solo, en su caso, el impacto que tenga en la miel que recoja -porque no vive de ella, sino que solo la tiene para consumo propio y algunos amigos-, pero sí es consciente de que es un perjuicio para algunas economías y, sobre todo, repercute en que no haya polinización, lo que acarrea muchas consecuencias: «Cada vez que vexo que unha velutina me marcha cunha abella ao lombo...».

Trampas caseras

Romero, siguiendo indicaciones de expertos como Lolo Andrade, ha echado manos de trampas caseras, como la de las botellas en las que se vierte vermú rojo y blanco. «Prefiren o Martini, son sabias», dijo en Radio Voz, aunque él opta por otro más económico y también obtiene resultados. Recurre también a cestas con alambres artesanales y hasta a la propia miel para atraer a la vespa velutina, por más que esta última opción no la pone mucho en práctica porque también resulta un reclamo para la propia abeja. «Erradicala vai ser imposible», asegura Romero, consciente de algo que también ya han dicho otros investigadores, como Xosé Lois Pintor, profesor en la EFA Fonteboa de Coristanco. La velutina ha venido para quedarse.

Hay muchos nidos y a veces no resulta fácil ni localizarlos, como dice el propio apicultor, algo que él atribuye, asimismo, a la dejadez y el abandono en el que se ha ido sumiendo parte del agro y del rural: los márgenes de los ríos, fincas particulares... «A Xunta debería botar man de todo isto», constata. Incluso cree que, en un futuro, habría que recurrir a tecnología como los drones. Hay subvenciones autonómicas para proyectos cooperativos destinados a solucionar algún tipo de problema en el agro, y esa podría ser una vía, aunque Romero cree que debería haber ya una partida específica para esta cuestión. «Logo, tamén hai que concienciar a moitas familias de que hay que poñer trampas, explicarlles como se fan», abunda. Dice que, a la hora de defenderse, la abeja no tiene opción, porque la diferencia de tamaño es abismal: «É coma se a nós nos colle un elefante».