Un Día da Bicicleta para empaparse de patrimonio e historia en Vimianzo

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

VIMIANZO

La marcha cicloturista, que alcanzó su quinta edición, transcurrió por el valle

29 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay marchas cicloturistas que sirven para contemplar el paisaje y la costa. Las hay que son ideales por sus magníficas sendas. Y otras para empaparse de historia y de rico patrimonio cultural y arqueológico. En esta última categoría hay que encuadrar el Día da Bicicleta de Vimianzo, que ayer alcanzó su quinta edición. Pese a ser una de las más jóvenes en cuanto a años de celebración de las que se llevan a cabo en verano en la Costa da Morte, la actividad tiene ya un público tremendamente fiel. No es para menos, ya que la capital de la comarca de Soneira bien merece un paseo. Y si es con el tiempo a favor, como ayer, mejor que mejor. En torno a 140 participantes partieron desde la Praza do Concello, en una iniciativa patrocinada por Cárnicos Domínguez y el Ayuntamiento, con la colaboración de Policía Local, Protección Civil y Pan Ignacio y la organización de La Voz y Radio Voz. Fue el teniente de alcalde, Fernando Mancebo, el encargado de dar la salida al pelotón.

En Vimianzo saben bien como explotar su activo turístico. Su gran baza es, sin duda, su patrimonio. El valle, flanqueado por los montes Faro, Barrigoso y San Bartolo, este último ayer escenario de su tradicional romería, es el entorno escogido para celebrar el Día da Bicicleta. El alcalde, Manuel Antelo, que apura sus últimos días de vacaciones, acudió a la fiesta cicloturista. El regidor se subió al unidad móvil de la organización y siguió con atención el recorrido. Incluso hizo de improvisado guía turístico.

Fueron doce kilómetros sobre un circuito circular, con algunos tramos con pendiente, aunque los participantes, incluidos los más pequeños, lograron solventarlos sin mayores dificultades.

Ya metidos en faena, el variopinto pelotón disfrutó de los entornos más hermosos de la capital soneirana. Trasariz, por ejemplo, cuyo pazo es una joya del renacimiento tardío, y que Antonio de Caamaño y Quintana ordenó construir a finales del XVII. O Casais, esa aldea de viejas piedras rejuvenecidas. También el Pazo de Trasouteiro y su escudo de armas labrado sobre una hermosa fuente, con los símbolos de las casas de los Ramos, Aguiar y Paredes. Aunque si hay un entorno de especial belleza es el situado junto a la iglesia de Cambeda y el río del mismo nombre. Fue el lugar escogido para el avituallamiento. Nada de bebidas isotónicas. Agua y un buen pan de huevo de Pan Ignacio (se despacharon 20 unidades de grandes dimensiones). Como colofón, nada mejor que enfilar hacia la AC-552 y encontrarse de frente con el castillo, el gran símbolo de Vimianzo construido en torno al siglo doce y muy vinculado a la familia de los Moscoso de Altamira y a las revueltas irmandiñas. Todo un emblema de la comarca.