Los hosteleros de la localidad están sorprendidos por el éxito alcanzado por el concurso de tapas
30 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Si llegas desde Carballo nada más alcanzar la gasolinera ya descubres que algo pasa porque la fortaleza medieval está jalonada por los coloridos estandartes que anuncian la fiesta. Es ver el primer bar a la izquierda, en este caso A Fonte, y las decoraciones en esparto empiezan a trasladarte a otra época.
Entrando desde Camariñas percibes que son muchos los vecinos que quieren implicarse, con blasones tan descriptivos como el que especifica «Casa de Juanito», sobre la mano izquierda.
En el acceso desde la banda de Fisterra, una vez pasado el Castro das Barreiras y los talleres, no puede ser ya más explícito, porque aparte de la ristra de farolas engalanadas, el Pastoriza a un lado y el Montevideo al otro dejan bien claro que esta no es una semana cualquiera y que el sábado se celebra el Asalto ao Castelo, con el permiso de Corcubión, la principal recreación histórica de la Costa da Morte.
En el segundo de esto locales, sobre todo, no han escatimado esfuerzos. Los postes de la terraza se han cubierto por completo con tablas envejecidas, en el suelo empiezan a asomar pacas de paja y en lugar de las habituales mesas de la terraza han colocado unas que, aunque no son precisamente medievales porque están hechas con gigantescas bovinas de cables eléctricos, sí transmiten un ambiente rústico especial.
Sin embargo, lo verdaderamente sustancial de estos días está dentro, los pinchos irmandiños, que en el caso del Montevideo más que una tapa es lo que en alguna capital te pondrían de segundo si pides el menú del día. El Codillo con lagoa de cabaza do Condado de Altamira es precísamente lo que su nombre dice, un impresionante trozo de codillo en salsa con pan tostado, que hasta el vecino de enfrente, con ser competencia, alaba por su tamaño. Y eso que ellos tampoco se han quedado atrás, al menos en cuanto a sabor, porque la mermelada de espárragos trigueros en la que se asientan los tacos y el crujiente de jamón de la Tosta do marqués la podría firmar el Roca, Adriá o Arzak de turno.
De ahí también el éxito porque, en general, están muy contentos con la aceptación de los pinchos Irmandiños. El propio Marcelino Miñones del Pastoriza explica que este martes repartieron la friolera de 390. Además, el sábado tienen boda y el viernes hacen la Cea Medieval, con lo que ya velan armas para lo que les espera. A ellos y a cualquiera que quiera acercarse a Vimianzo, que ya puede irse dando prisa, para degustar todas estas tapas, entre las que también hay un postre, O ariete da revolución, en el estand de los organizadores, porque, visto lo visto, el viernes y el sábado no va a haber quien sea capaz de acercarse a una barra.
Por si acaso, los propios camareros, que no tienen ocasión de acercarse a los otros locales porque las horas del tapeo son iguales para todos ya se han inventado el «telepincho», para que algún amigo les vaya acercando las creaciones de la competencia.