La lucha por el reconocimiento de Terra de Soneira en el reparto comarcal tuvo un éxito nominal

Juan Ventura Lado Alvela
J. V. Lado CEE / LA VOZ

VIMIANZO

El mapa de la Xunta quedó sin efectos administrativos

21 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Ayer se cumplieron 19 años de la formalización del Mapa Comarcal de Galicia y con él del reconocimiento de Terra de Soneira, algo que no estaba previsto en el primer borrador de la Xunta, que englobaba a Vimianzo, Camariñas y Zas en la comarca de Fisterra. Los protagonistas de aquella lucha intelectual, social y política advierten de que casi dos décadas después su trabajo, celebrado incluso con una fiesta, ha tenido únicamente un valor nominal e identitario.

La lucha

Geografía e historia. Los profesores Xosé María Lema y Evaristo Domínguez, con el apoyo de Roberto Mouzo y Andrés Pose, realizaron un completo informe histórico y geográfico, con mapas incluidos que dejaba a las claras la realidad milenaria del topónimo Terra de Soneira, así como su vigencia hasta tiempos no muy lejanos. Lema recuerda que el término «ten máis de 1.100 anos» y estuvo muy vivo desde el siglo IX hasta el XIX. Incluso cita algunas curiosidades como las que recoge en su último libro sobre la historia del fútbol de la Costa: «En 1927 había dous clubs, un en Vimianzo e outro en Baio, que pelexaron polo nome, o Soneira Fútbol Club (Baio) e o Ball Soneira (Vimianzo)». El historiador, que además de novela con Costa do Solpor, lleva escrito mucho ensayo sobre todo de Soneira recuerda como los partidos judiciales y las diputaciones vinieron a destruir las comarcas naturales marcadas por los arciprestazgos medievales. La de Soneira, por ejemplo, al abrigo del poder de los Altamira, incluía todo el actual Concello de Laxe y buena parte del de Cabana hasta el río Anllóns. La Terra de Nemancos, en cambio, ya se ha perdido como tal bajo la denominación de comarca de Fisterra.

Política

Petición unánime. Los concellos de Camariñas, con Juan Bautista Santos de alcalde; Vimianzo, con Alejandro Rodríguez, y Zas, dirigido por Ernesto Rieiro, llevaron a sus respectivos plenos municipales y aprobaron por unanimidad la reclamación a la Xunta, a la que hicieron ceder en sus pretensiones originales. Aunque posteriormente hubo quien trató de atribuirse el mérito político, todo vino precedido de una campaña avivada por los intelectuales y algunos sectores sociales. Moncho Gándara, a quién Xosé María Lema, llama «a alma» de todo aquello lo recuerda como una batalla que lleva «con moito orgullo» porque hicieron «o que había que facer».

Reconocimiento

Una fiesta en Vimianzo. Lema, Gándara y otros protagonistas de aquella reivindicación fueron reconocidos en una fiesta que se organizó en Vimianzo y en el que le entregaron el título simbólico de «soneiráns de honra». Ambos los tienen enmarcados en sus casas y el presidente del Seminario de Estudos Comarcais dice que es uno de los objetos que guarda con más cariño.

Vigencia

No sirvió para nada en lo administrativo. Evaristo Domínguez destaca que tantos años después «non se fixo absolutamente nada» y se trata de algo que quedou «só como un nome no mapa». Opina lo mismo Xan Fernández Carrera para el caso de Bergantiños y cita el abandono del centro comarcal de Buño. Para Lema la clave está en que el Gobierno autonómico «non cree en Galicia, nin na comarca, nin na parroquia». Y Gándara define todo como «un proceso con moitas expectativas que quedou truncado». Creen que en la integración de concellos se podrían aprovechar estas estructuras ya existentes y no se hizo de un modo efectivo. Eso sí, todos coinciden que tuvo su valor aunque solo sea por lo aportado a la construcción de una conciencia identitaria y a que no se perdiese un nombre milenario.

futuro

Proyectos que nunca cuajan. La buena sintonía personal entre los tres actuales alcaldes de Terra de Soneira les ha llevado a intentar algunos proyectos conjunto, como el de la reducción de los gastos en el tratamiento de residuos. Sin embargo, no acaban de cuajar.