La rectoral de Moraime será un albergue diáfano con 60 plazas

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

MUXÍA

FERREIRO

El promotor desechó romper la estructura interna del inmueble y quiere abrir en mayo con precios de entre 20 y 30 euros la noche

17 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

No será un hotel de lujo con nueve habitaciones como estaba previsto inicialmente. El concepto de lujo lo mantiene en parte por la propia historia y la calidad arquitectónica del edificio y las maderas nobles empleadas en su restauración, pero no en los precios de las pernoctas ni en el modelo de negocio.

La antigua rectoral de Moraime, según explica el promotor de su reforma, el empresario Francisco Canabal, que firmó un convenio con el Arzobispado por 45 años a razón de 300 euros de alquiler mensual, se convertirá en lo que a nivel de toda Europa se denomina «hostel», algo así como un albergue con los servicios de un hotel, pero las habitaciones compartidas.

«Estuve ayer allí y el ritmo va según lo previsto con lo que contamos con abrir para el mes de mayo. Ya hablé con el alcalde, Félix Porto, -que le parece bien la idea- para cambiar el uso, con Patrimonio y hacia marzo espero reunirme con el Arzobispado para cerrarlo todo», detalla el empresario que, junto a su equipo y en base a los estudios de viabilidad realizados, se ha percatado que su propuesta inicial quizás no era la más adecuada ni al edificio ni al mercado.

«Ya que por allí pasa el Camino nos dimos cuenta de que hay muchos visitantes extranjeros: ingleses, alemanes,... que lo que están demandando es esto: un lugar cómodo y barato. Gente que va a hacer surf, el Camiño dos Faros,... por lo que ya estamos con la web y todo para lanzarlo pronto con precios de 20-30 euros», añade el empresario.

Al margen del negocio en sí, la propia estructura de la rectoral no invitaba precisamente a llenarla de divisiones para realizar las habitaciones de lujo. De ahí que con el nuevo modelo, únicamente se van a mantener los muros de carga originales de cantería, con los forjados y los suelos de madera de castaño, para dar lugar a estancias amplias y diáfanas que acogerán las habitaciones compartidas.

En estos momentos, los operarios están completando la instalación eléctrica, calefacción, bombas de calor,... y los últimos detalles que darán paso ya a la colocación del mobiliario que, como dice Canabal, se encajará, aunque intenten combinar un poco con el diseño, dentro del estilo decorativo tradicional que marca ya de por sí la piedra, que es toda original, y la madera empleada en la reconstrucción.

Por último, al margen del establecimiento hostelero, la parroquia podrá contar, tal como está comprometido en el contrato, con un dispensario y un despacho para uso del sacerdote y las necesidades propias de la comunidad religiosa.

Con todo esto, después de décadas de abandono y con un proyecto que se demora desde el 2006, Moraime parece que, ahora sí, tendrá una nueva vida.