La falta de profesionalidad y la creciente mercantilización amenazan el Camino

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

MUXÍA

ana garcía

Ilegalidades, localismos e intereses particulares abren muchas dudas de futuro

02 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El reinado absoluto de los intereses comerciales con ilegalidades o al menos irregularidades graves incluidas, las disputas localistas, la falta de compromiso de los entes reguladores y un importante déficit de profesionalidad abren muchas dudas sobre el futuro del Camino a Fisterra y Muxía, que hoy por hoy es de los mejor valorados por los peregrinos y en el que todavía no se han extendido del todo vicios que afectan gravemente a otras rutas.

Las disputas por la configuración del trazado, con la apertura de controvertidas variantes como las recientes de Zas y Mazaricos, y la proliferación de todo tipo de negocios al margen de las normativas, como chiringuitos que no cumplen las mínimas condiciones, albergues clandestinos incluso en pisos de edificios residenciales o licencias de taxis que se emplean para transportar maletas, además con varios vehículos por cada autorización son algunos de los torpedos en la línea de flotación del negocio turístico más importante de la Costa da Morte, que está paliando en buena medida el desmantelamiento del sector primario.

Hay quien viene advirtiendo de estos peligros desde hace años, como la Asociación Amigos do Camiño, y cada vez son más las voces que tienen claro que la única manera de mantener el rendimiento comercial es la conservación de la esencia de la ruta con un incremento de la calidad de los servicios, ya que consideran que las estrategias cortoplacistas destinadas a obtener el máximo rendimiento inmediato pueden matar la gallina de los huevos de oro con la misma facilitad con la que fue criada en un tiempo récord.

«Como o enfoques só desde o punto de vista económico desaparece», afirma tajante el alcalde de Dumbría, José Manuel Pequeño, que tuvo un papel importante en el impulso del Camino en la zona. «Todos temos responsabilidade, uns máis ca outros, pero a quen máis lle interesa que funcione é a xente que vive do Camiño. Non sei se falta didáctica, pero resulta importante saber que o Camiño non é algo físico que está aí e listo. É historia, tradición, cultura,... e debemos entender que os peregrinos non son turistas, que demandan outras cousas», advierte Pequeño, quien recuerda que costó «suor e lágrimas» poner donde está la única ruta que parte de Compostela y por la que «desde Santiago non van facer demasiados movementos» ni va a haber «unha policía do Camiño» que corrija los desmanes que no se atajen desde aquí.

Su homólogo Fisterrán, José Marcote, no cree que los problemas sean tran graves como para que la ruta esté en peligro, pero considera que «probablemente sexa o momento de ir pensando o que queremos». A su juicio debería contar con un ente que «realmente vixiase pola calidade», porque organismos que tienen las competencias, como Turismo «non están actuando co celo debido». Resalta que son cientos de miles de personas las que llegan a la Costa da Morte cada año e «estannos escrutando os ollos de todo o mundo», con lo que es muy importante «ser responsables e transmitir unha sensación de seriedade».

También ve un déficit de profesionalización y formación, en el que, como exdirector de instituto, no tiene claro si lo mejor sería crear algún ciclo del sector en la zona o «facilitar que a xente poida acudir a onde xa os hai» y reforzar a los profesionales en activo con otro tipo de formación.

Negocios piratas

Una de las principales amenazas, a juicio de los especialistas y profesionales del sector consultados, es la proliferación de negocios piratas: locales sin licencias o que no reúnen las mínimas condiciones, trabajadores sin dar de alta en la Seguridad Social, situaciones de competencia desleal,... Frente a ello la asociación profesional Solpor, tal como se había comprometido desde su formación, ha empezado a interponer denuncias, que por el momento tienen más bien carácter de petición de información, en todos los concellos de la zona por los que pasa el Camino a instancias de irregularidades detectadas por sus socios.

«Tivemos unha experiencia peculiar, porque mentres algúns como Corcubión e Muxía responderon moi rápido outros nin tan sequera nos contestaron», señala el presidente de la entidad, Antón Pombo, quien dice que están «actuando con moita delicadeza», en aras de que se solucionen las irregularidades, pero que, en caso contrario, el siguiente paso va a ser denunciar en Turismo, lo que ya implica multas muy serias. Más cuando una petición expresa del inspector jefe de este organismo para que se le dé traslado de estas situaciones, puesto que está en marcha una campaña de inspección «porque hai moitas queixas nos camiños que queren erradicar».

Sin embargo, tampoco Solpor se libra de las críticas, porque hay una parte del sector que ve la entidad como un vehículo de defensa de intereses particulares y un mecanismo de extorsión para captar socios y fondos mediante denuncias, que, además se otorga la categoría de custodio del Camino.

«Paréceme o colmo», dice Pombo, que considera ridículas estas insinuaciones puesto que no aceptan asociados que incumplan las normas y la labor de luchar contra la competencia desleal no es un compromiso suyo, sino «de todas as asociacións profesionais do mundo».