Muxía pierde a una de sus grandes luchadoras

P.B.M. CARBALLO / LA VOZ

MUXÍA

XESÚS BÚA

Rosa Rey Vilela, «Rosa de Sergido», «Rosa do secadoiro de congrio», falleció el martes, a los 87 años de edad

30 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La historia de la Costa da Morte la han escrito, con su esfuerzo, gentes luchadoras. Mujeres, muchas de ellas. Puertos de mar, como Muxía, atesoran grandes ejemplos, por más que la villa de A Barca llora ahora la muerte de una de esas mujeres, Rosa Rey Vilela, Rosa de Sergido, Rosa do secadoiro de congrio. Falleció el martes, a los 87 años de edad, y muchos se acercaron a despedirla en la ceremonia del entierro oficiada ayer en la iglesia parroquial de Santa María. Por su papel y trabajo en esa industria artesana había sido reconocida Rosa en el año 2011, durante la segunda edición de los premios María Amelia Soliño, un galardón promovido por el Concello que tiene como fin reconocer a todas aquellas personas que con su trabajo y con su esfuerzo contribuyen a la difusión y dignificación del patrimonio del municipio.

Rey Vilela fue de esas mujeres a las que les tocaron tiempos duros, diferentes, a los que uno tenía que sobreponerse. Ella misma explicaba en el 2010 que en casa de sus padres siempre hubo barcos y que, en cierto modo, se encargaba de vender el producto. Después, en los secadoiros do congrio, llegaría trabajo también muy arduo. «Había días en que me levantaba ás catro da mañá e traballaba ata as doce da noite», contaba entonces, con ocasión de la proyección, en el instituto Ramón Caamaño, de un vídeo elaborado por los alumnos que llevaba por título Avoas de Muxía. Rosa era una de esas avoas. Por muchos motivos: además de por ese esfuerzo en una de las artesanías que ha dado fama mundial a Muxía, por su carácter de mujer pionera. Fue una de la primeras en conducir en Muxía, cuando aquello era más bien cosa de hombres. Un año más tarde de aquel vídeo le llegaba el reconocimiento a Rosa desde el Concello, con el premio María Amelia Soliño (lleva el nombre de otra mujer valiente que demostró que la edad no está reñida con nada, ni siquiera con mantener un blog). Fue un galardón colectivo que recogieron también dos matrimonios, así como Miguel Ángel Diz, un premio que reconocía a todos cuantos trabajaron en los secadoiros, niños, jóvenes, hombres y mujeres, estas últimas con un papel fundamental. Entregaron aquel reconocimiento el entonces ministro de Justicia, Francisco Caamaño, y el regidor, Félix Porto, quien ayer mostró su hondo pesar por no poder acudir al entierro. Rosa Rey tenía un hijo, Antonio José Paz Rey, y un nieto, Antonio José Paz Pardiñas.