Las ocho quejas de A Barca

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

MUXÍA

<span lang= es-es >Camarín</span>. Una de las características del camarín de la Virxe da Barca era que las puertas se cerraban hacia adentro. Tras la restauración no será posible hacerlo con la imagen allí. El párroco encargó reproducciones de la santa y de Santiago a sus pies. Ambas son más grandes que las que había y habrá que ver cómo queda. Otra de las protestas tiene que ver con el saliente por el lado del altar mayor, que será determinante a la hora de diseñar el retablo que sustituirá al que destruyó el fuego.
Camarín. Una de las características del camarín de la Virxe da Barca era que las puertas se cerraban hacia adentro. Tras la restauración no será posible hacerlo con la imagen allí. El párroco encargó reproducciones de la santa y de Santiago a sus pies. Ambas son más grandes que las que había y habrá que ver cómo queda. Otra de las protestas tiene que ver con el saliente por el lado del altar mayor, que será determinante a la hora de diseñar el retablo que sustituirá al que destruyó el fuego. Fotos xesús Búa< / span>

Vecinos y párroco realizaron un exhaustivo repaso de la reforma

27 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El Arzobispado insiste en que las obras de A Barca no están terminadas, pero los vecinos y el párroco han examinado cada rincón y han determinado que la restauración tiene muchos defectos. Los acabados y algunos errores en el diseño han soliviantado a los vecinos, al párroco y al muxián Antón Castro, doctor en Bellas Artes y promotor de las labores de recuperación que sacaron a la luz el solado del siglo XVIII, un trabajo que también mereció las críticas de muchos feligreses y sobre todo del cura, Manuel Liñeiro, que consideraba mucho más práctico el terrazo. Ayer mismo argumentaba que este tipo de losas «están moi ben nun museo, pero non para usar». A esta queja a añadido el sacerdote una lista de deficiencias que, según explica, hizo saber a las arquitectas, aunque, según explica no le hicieron caso.

Camarín. El lugar en que irá la Virgen contienen dos «horrores» señalados por vecinos y párroco. Uno es que cuando se coloque la imagen no se podrán cerrar las puertas y la otra es que el saliente de la parte exterior impedirá colocar un retablo al uso.

Marcos. Las puertas en general han disgustado a los muxiáns, pero el hecho de que clavaran la madera en el marco de piedra ha empeorado las cosas.

Color. Antón Castro aseguró ayer en Radio Voz Bergantiños que el «recerco na porta de entrada cunha pintura ocre é un elemento descontextualizador de corte kitsch e comparable ao que fixo a señora Cecilia Jiménez en agosto do 2012 co Ecce Homo no santuario de Borja»

Humedades. El estado de los muros es lamentable, sobre todo el que tenía el altar mayor. Los vecinos se preguntan por qué no hay nada para secarlos.

Mobiliario. Las sillas del altar, al margen de su estilo, parecen demasiado grandes. Si se centran no se puede abrir la puerta.

Sagrario. La caja del sagrario es un diseño muy rompedor para una pieza de este tipo, aunque va con el estilo general que se le ha dado al mobiliario.

Sacristia. Las quejas por el suelo de la sacristía son generalizadas. Son muchos los que creen que no debería estar cubierto.

El párroco atribuye las humedades al retraso en el inicio de la obra

El párroco, Manuel Liñeiro, tiene entre sus principales preocupaciones la solución de las evidentes humedades que afectan a la pared en la que estaba el altar mayor. Considera que uno de los motivos es el retraso de seis meses en el inicio de la obra, cuando se permitió que «chovera dentro». Coincide con él Antón Castro, doctor en Bellas Artes, que considera que los errores en la restauración a la necesidad de realizar la restauración con mucha rapidez. Entre las cuestiones que más ha criticado está la estructura del camarín de la Virgen, que dificultará la colocación del retablo mayor, para cuya elaboración reclama a un artista de fama internacional. Ha llegado a comparar la restauración con el Ecce Homo de Borja.