Santo Hadrián llamó a una multitud

Patricia Blanco
patricia blanco CARBALLO / LA VOZ

MALPICA DE BERGANTIÑOS

Malpica celebró una de las romerías más concurridas que se recuerdan en años

19 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Por muchos años que pasen nunca dejará de sorprender esa colorida lengua de romeros que acompaña, serpenteando el monte, la subida de Santo Hadrián desde la iglesia de San Xulián de Malpica hasta la ermita. Ayer, volvieron a ser miles las personas que partieron en procesión a primera hora de la mañana, acompasadas por el arrullo del mar y por el de las peticiones y los pensamientos propios. La marea baja permitió pisar la arena de la playa malpicana, poco después de haber salido del templo, cuando aún había algo de niebla, y tocaba emprender el ascenso.

Santo Hadrián es un santo de ofrendas y ayer fue su día grande en la localidad. La celebración, declarada de Interés Turístico de Galicia, atrajo a una multitud, que tuvo que hacer frente a las altas temperaturas. «Había anos que non había tanta xente», comentaba el teniente de alcalde, Miguel Ángel Fernández Mirás, unos minutos antes de emprender la peregrinación de bajada, la «traca final», sobre las cinco de la tarde: «Firmaba agora mesmo por moitos anos máis así». Esta de Malpica es una de esas romerías de siempre, tradiciones que van pasando de generación en generación, conservando su esencia, y por eso ayer había desde niños hasta mayores.

Generaciones

Ya sea por devoción o por vivir la experiencia, con la peregrinación previa en muchos casos, la conmemoración se ha convertido en un punto de encuentro, sin perder fuelle, con el aliciente de la campaña promocional emprendida por el Concello de un tiempo a esta parte. Santo Hadrián anuncia la llegada del verano y de otras romerías, con sus rosquillas y sardinas, como ayer también había, «máis ca nunca».

Un amplio dispositivo de seguridad veló por los asistentes, muchos desde el abrir del día. Para la primera misa en la capilla, a las nueve de la mañana, el atrio ya estaba lleno. De almas y de velas y cirios. Así siguió toda la jornada, repercutiendo también en otros aspectos. El intenso calor abarrotó las playas y las terrazas, convirtiendo Malpica en un hervidero.