Acaba de fallecer en Valladolid, donde había fijado su residencia, Pablo Manuel Cachón Villar, nacido en Malpica de Bergantiños, pero coruñés de infancia y de juventud.
Su trayectoria vital es digna de admiración en todos los aspectos, pues no solo fue un hombre comprometido con los valores de un cristianismo militante del que dejó constancia en los movimientos católicos coruñeses de los años cincuenta del pasado siglo XX, sino que, también, fue un jurista eminente y laborioso que llegó a alcanzar las máximas escalas judiciales como Magistrado del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo. Pero por encima de su enorme prestigio como jurista, destacaba en él su gran humanidad llena de sencillez y de simpatía hacia los demás, lo que le hacía ser una persona extraordinariamente atrayente tanto por su buen y ponderado criterio como por su accesibilidad personal.
Sus muchos amigos coruñeses se reunieron en una misa en la parroquia de San Nicolás de la ciudad herculina para recordarlo, y resultó hondamente entrañable el encuentro lleno de emoción y afecto hacia el amigo desaparecido.
Hoy somos muchos los que lloramos su ausencia pero que, también, esperamos confiadamente en la recompensa que habrá tenido ya una vida tan repleta de riqueza espiritual y humana. ¡Descanse en paz!