«Vine por 9 meses y acabé 37 años»

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

MALPICA DE BERGANTIÑOS

El doctor se encuentra convaleciente de un atropello sufrido a finales del pasado año en Buño.
El doctor se encuentra convaleciente de un atropello sufrido a finales del pasado año en Buño. xoán a. soler

«He tenido muy claro desde siempre que quiero pasar los últimos días de mi vida en Malpica», apunta el doctor

08 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Nació hace 66 años en el Concello de A Capela, situado entre Pontedeume y As Pontes. Neumólogo de profesión (jubilado desde el 2014), ejerció la mayor parte de su profesión en el ISM de Malpica: «Vine destinado por solo nueve meses y acabé ejerciendo casi 37 años», recordó. Fernando Pedro Álvarez Paz verá ahora recompensada su gran labor personal y profesional con el nombramiento de hijo adoptivo del Concello malpicán, cuyos trámites ha iniciado el ejecutivo local.

-Vaya orgullo debe sentir.

-Ni se lo imagina, sobre todo porque no he nacido en Malpica.

-Algo habrá hecho bien, se supone.

-Creo que entre la gente de Malpica y yo ha surgido una especie de simbiosis que nunca se ha roto y nunca se romperá.

-¿Cómo un joven médico de A Capela fue a parar a Malpica?

-Muy fácil. En 1972 acabé mis estudios de medicina en Santiago, especializándome en neumología, que antes se llamaba especialista del aparato respiratorio. Comencé a ejercer en lo que en Santiago se conocía por el Dispensario Nacional Antituberculoso y de Enfermedades del Tórax. Luego me marché a Venezuela. Primero a Cumaná y luego a Caracas. Marché porque me había enamorado de una chica que estudiaba allí arquitectura. Pero ella finalmente decidió quedarse y yo, la verdad, quería regresar a España. En Venezuela estuve como un año, más o menos. Al llegar a España volví al Dispensario de Santiago. Entonces, un buen día, un amigo mío, Saavedra, cuya familia tenía una tienda de muebles en Santiago, me propuso optar a una plaza vacante en un sitio más tranquilo, lejos de toda la vorágine de la ciudad y surgió la oportunidad de Malpica. Había una plaza en el ISM y allí me instalé.

-¿Qué recuerda de aquellos inicios?

-Muchas cosas. Llegué en 1978 a Malpica y recuerdo que me hospedé en casa de Carmen da Ferreira, una mujer que me trató como un hijo. Solo tengo palabras de cariño hacia ella y su familia. Estuve poco tiempo allí porque me casé el 31 de diciembre de ese año con Carmen, con la que tuve dos hijos aunque nos separamos años después. Sus padres nos dejaron un terreno cerca de la A Atalaia y allí hicimos la casa.

-¿Existen diferencias en el carácter entre la gente de Malpica y la de Santiago?

-Muchas. Me encanta la gente de Malpica. Lo primero que me llamó la atención de los malpicáns es que son muy explosivos a la hora de hablar, en el buen sentido de la palabra. Son muy dicharacheros y te dan todo lo que tienen y más. Son cariñosos y atentos. Son muy buena gente.

-Ahora reside en Ames.

-Sí, pero porque estoy convaleciente de un atropello sufrido a finales del pasado año en Buño. Fue mala suerte. El chico se despistó y me llevó por delante. El pobre lloró desconsolado cuando venía a verme con sus padres al hospital. Me pidió perdón no sé cuantas veces. Sé que fue un despiste y no pasa nada. Ni iba drogado ni bebido, lo demás todo tiene solución.

-¿Y ahora qué?

-Tan pronto pueda, regreso a Malpica. He tenido claro desde siempre que quiero pasar los últimos días de mi vida en Malpica. Nací en A Capela, sí, pero me he sentido y me siento malpicán de adopción.

Fernando Álvarez Paz Médico Jubilado propuesto para hijo adoptivo de Malpica

«Creo que entre la gente de Malpica y yo ha surgido una simbiosis que nunca se ha roto y nunca se romperá»