«La apertura de hoteles no es negocio a medio plazo en la Costa da Morte»

Santiago Garrido Rial
S. G. Rial CARBALLO / LA VOZ

LAXE

Natural de Laxe, es el máximo responsable del mayor hotel urbano de España y primero de congresos

14 feb 2016 . Actualizado a las 12:33 h.

Ramón Vidal Castro nació en laxe hace 49 años y es el director general del hotel Meliá Castilla de Madrid, el mayor hotel urbano de España (más de 1.100 habitaciones, más de 500 empleados, buque insignia de la compañía) y también el primero de congresos del país. Acumula 26 años en la profesión, de los que 20 han sido como director, cargo que ha ejercido en 12 hoteles, la mayoría en España, aunque le marcó especialmente (profesional y personalmente) con 28 años, tomar las riendas de uno en Túnez. En su actual responsabilidad lleva 5 años.

-¿Cómo se lleva capitanear un hotel de esa envergadura?

-Muy bien. Con muchísimo trabajo, con cariño hacia los clientes y los trabajadores. Mucha comunicación, sensibilidad, constancia. Y con vocación de servicio, además de la experiencia.

-Pero no parece fácil.

-Creo que no hay profesiones fáciles. Pero, si te gusta y la conoces, disfrutas de lo que haces. Yo lo hago tratando con la gente a diario, tan diversa, de todo el mundo, personalidades. Disfruto viendo a los clientes felices. También con los trabajadores, que ven un futuro bueno, que se invierte en ellos.

-¿Ha cambiado mucho la dirección de hoteles desde que usted empezó?

-Mucho. Antiguamente, y más en los hoteles de mayor tamaño, la dirección era más lejana. Ahora es mucho más próxima, más involucrada en el día a día de la gestión, debemos tener un conocimiento muy importante en todos los procesos, desde la comercialización a la innovación. Estamos obligados a innovar, a crear experiencias nuevas, a hacer hoteles muy vivos. La competencia es grande, y el cliente cada vez sabe más y exige más. Tenemos que ser los motores de cambio.

-Desde su experiencia, ¿cómo valora el sector turístico en la Costa da Morte? ¿Es un buen lugar para abrir hoteles?

-El turismo en la Costa da Morte es muy estacional, por eso abrir un negocio aquí es muy complejo. Creo que se va hacia otros modelos de turismo, de uso de viviendas como alojamientos, un sector aún no regulado. Compras desde tu casa y eliges otra para ir a ella, alquilarla, o un apartamento. Creo que es el futuro donde hay una elevada estacionalización. Y donde también ha existido un gran desarrollo inmobiliario, como es el caso de esta zona. Esto es más viable que abrir hoteles. No creo que la apertura de hoteles sea un negocio a medio plazo en la Costa da Morte.

-¿Y cómo ve el resto del sector en la comarca?

-Creo que se puede avanzar más en la profesionalización. Y en crear más oferta, con servicios atractivos, y no encontrarte lo mismo en varios sitios, por ejemplo. Esta es una buena comarca para las vacaciones de familias, por ejemplo. Tranquila, con excelentes zonas para pasear, las playas, los paisajes... Pero hay que mejorar la oferta, y avanzar en la profesionalización. Aunque sé que es difícil, porque la temporalidad no ayuda.

Esta profesión me ha dado muchísimo

Ramón Vidal nació en una casa de Laxe que ya no existe. De piedra y galería, una planta, al lado del Beiramar. Fue necesario ampliarla y hacer otra por espacio, ya que son seis hermanos (él es el penúltimo) y todos nacieron en ella. Su padre, Francisco Vidal Pasandín, de Corme, era el práctico del puerto de Laxe y de Corme, además de consignatario de buques. Y alcalde. También lo fue su tío, Xosé Luis Castro, pionero de TVE en Galicia. Su abuelo materno, pontevedrés, se vino de Barcelona a Laxe a trabajar en el envasado de caolines en toneles. Aquella minería impulsada por Parga Pondal precisaba de máquinas modernas, y él sabía cómo manejarlas. Su madre nació en Barcelona, pero se crió en Laxe. Casado con una iraní, tienen dos hijas nacidas en Sevilla.

-¿Qué recuerda del Laxe de su infancia?

-De niños, los hermanos nos fuimos con mi madre a A Coruña para estudiar. Veníamos los fines de semana y las vacaciones. Estábamos de aquí para allí, toda la vida, en el coche de línea. Recuerdo algún viaje de cuatro horas, con paradas constantes y transbordo en Carballo. En Laxe entonces ya había turismo. Era un pueblo muy familiar. Venían muchas familias que se habían marchado a Madrid y a otros sitios.

-¿El mar lo marcó, le influyó?

-Estábamos muy unidos al mar, no solo por la profesión de mi padre. Un hermano es capitán de la marina mercante, y práctico en Vilagarcía, y el mayor, capitán en Singapur. Con el primero, de adolescentes, embarcábamos en el pesquero de Basilio Lema Paz, patrón mayor. Íbamos con 12 marineros. No cobrábamos, pero salíamos y trabajábamos en las vacaciones. Ahora lo vería tremendo, pero como mi familia es de mar, se veía normal. Era parte de la formación: aprender valores, el esfuerzo del trabajo. Cosas importantes que me han servido de mucho en la vida.

-¿Y cómo llegó al turismo?

-Cosas de la vida, fue algo circunstancial. A mí me encanta relacionarme, hablar con la gente. Y me gustan los idiomas. Trataba de hablar con los extranjeros que venían a Laxe. En realidad, quería dedicarme al deporte. Era muy aficionado, me preparé para INEF. Pero esta carrera llegaba al año siguiente de que pudiese empezar, y para no perder un año, elegí turismo. En la vida tomas decisiones, y esta fue definitiva.

-¿Y se arrepintió?

-Al contrario. Descubrí una profesión que va mucho con mi carácter, con lo que me gusta, las relaciones humanas, el trato con la gente. Con la vocación de servicio, aprender constantemente, conocer a tantas personas y en tantos lugares... Esta profesión me ha dado muchísimo.

-¿Qué destino le impactó más?

-He estado en muchos, he tenido bastantes responsabilidades y en todos hay mucho que destacar. Pero tal vez el que más me marcó fue el de Túnez, con 28 años. Las experiencias internacionales calan muy adentro, y además te hacen poner el listón muy alto. Te da una dimensión diferente vivir y trabajar en una cultura distinta, fuera de tu entorno, con otros idiomas. Es una experiencia fundamental.